Aquellas antiguas fiestas de San Roque, (El Espinar)

En la procesión, antiguamente, sacaban al Santo los serenos municipales, y las insignias las portaban otros empleados. Después de la celebración de los actos religiosos, se reunían, los que habían realizado este servicio, en una de las tabernas del pueblo, donde se tomaban unas aceitunas y una cuartilla de vino, que ofrecía el Ayuntamiento. Los actos profanos consistían, entre otros, en la celebración de una corrida de toros, siempre en esta fecha (15 de agosto), en la antigua plaza de toros, que era propiedad de los pudientes del pueblo, y se la cedían a este fin al Ayuntamiento, con la reserva de cierta cantidad de entradas, que se las repartían entre la familia para ver los espectáculos gratis.


En el alto de los muros exteriores de la plaza se acomodaban buen número de los asistentes a la fiesta. Era indumentaria obligada en los hombres de la época el uso de largas y negras fajas, enrolladas a la cintura sobre la propia ropa. Y causaba verdadera maravilla ver la agilidad con que, en su picaresca, los mozalbetes trepaban por la faja que desde lo alto los hombres les lanzaban, y de tal guisa «colarse» para ver «de gorra» la corrida. Esto aparte, y para ver igualmente la corrida «de gorra» desde el llamado «tendido de los sastres», se encaramaban a los cercanos árboles del Parque Municipal buen número de chicos, y hasta a veces mayores, poblándose los árboles de personas, a modo de bandadas de tordos. Y es lo admirable que, pese a uno y otro original sistema de «acceso» a la plaza, no se recuerda ocurrieran desgracias de mayor importancia, debido sin duda a la indulgente protección del Santo, al igual que San Fermín en los famosos encierros pamplonicas. 

Por la noche se daban un par de funciones de cinematógrafo público en la Plaza del Ayuntamiento, denominada a la sazón de la Constitución, y donde la chiquillería se sentaba en el suelo; y los mayores llevaban la mayor parte su silla o asiento de otra clase sentándose a continuación de los chiquillos. Detrás, de pie, los que no habían ido provistos de asiento. Aunque la concurrencia era en verdad muy numerosa, no se recuerda que jamás hubiera ningún incidente de importancia. Otra de las noches, se quemaba una colección de fuegos artificiales, preparada por el pirotécnico de Madrid, Perpetuo Serrano, que lo tuvo a su cargo muchos años, y tenía lugar en la Plaza de la Corredera.
También tenían lugar concurridos bailes de dulzaina y tamboril, que amenizaban Raimundo Higuera Prieto y Agapito Manso Villagroy.

Después la plaza de toros la compró el Ayuntamiento, la demolió y construyó la actual, en la que han venido actuando las principales figuras del toreo. 

Del baile fue suprimido el antiguo tamboril y la dulzaina, y en los veranos venía una banda de música titulada «La Popular de Segovia», bajo la dirección de D. Carlos Martín Crespo, actuando desde el día 25 de julio, festividad de Santiago, hasta la romería de las fiestas del Cristo del Caloco, en septiembre.

En tal temporada, en los bailes, animados y concurridos, todos bailaban, sin distinción de edades, nativos y colonia veraniega. En 1940 se organizó la Banda Local de Música. Su primera actuación fue el 30 de abril, fiesta del Patrón San Eutropio, bajo la dirección de D. Quintín Somolinos. Estaba patrocinada por el Ayuntamiento y regida por un Patronato. Posteriormente se instituyó como Banda Municipal, con dirección profesional. 

(Extraído del pregón de fiesta de 1988)

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