A escasos kilómetros de Madrid, nuestra Capital tiene desde hace tiempo un auténtico lugar de recreo que nada tiene que envidiar a esos puntos de veraneo donde los madrileños pueden mitigar, cómoda y confortablemente, los rigores estivales, al mismo tiempo que remiendan su salud, y lo que es más importante, es un verdadero pulmón (el tercero) para los niños. En este punto mágico por su emplazamiento, por su aire y por su ambiente, quien esto escribe ha podido comprobar cómo hasta el yodo marino llega hasta El Espinar cuando la brisa orea las alturas espinariegas, un Ayuntamiento, celoso y vigilante, impregnado de ese sentido, realista y práctico que las autoridades gubernativas, señalaron, viene realzando una callada y silenciosa labor en pro de su vecindario y de los madrileños que a millares se trasladan a El Espinar (o a su magnífico barrio de San Rafael), dotado éste también de las máximas comunicaciones por carretera y ferrocarril.
Historia del convento de monjas franciscanas Santa Isabel de El Espinar
Antes de comenzar a leer este artículo advierto que el convento del que vamos a hablar, quizás haya dejado de existir, su lamentable abandono y estado ruinoso es muy avanzado. Lo que en su día fue un maravilloso lugar de culto, ahora se ha convertido en unas peligrosas ruinas las cuales podrían venirse abajo en cualquier momento.
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