SOBRE SAN EUTROPIO Y SU RELIQUIA por Servando Hurtado














SOBRE SAN EUTROPIO Y SU RELIQUIA
Revisando y contrastando unos datos he
encontrado un texto donde se hace alusión a San
Eutropio, su martirio y sus reliquias.
Inmediatamente, esto último atrajo mi atención
enormemente. Del martirio, ya tenía algún
conocimiento de cuando fuimos en 1997 en
peregrinación a Saintes (Francia), por el VII
Centenario de la Carta Puebla y pudimos
contemplar la basílica con la extraordinaria cripta
románica donde se localiza el sarcófago con los
restos de nuestro Santo Patrón. Más la reseña abría
un capítulo muy atractivo sobre el tema de alguna
de sus reliquias.

Para situarnos en el personaje del
martirizado obispo San Eutropio y El Espinar, me
parece oportuno recordar un poco de historia: En
el año 1169, Alfonso VIII de Castilla (el de Las Navas de Tolosa), superada la
mayoría de edad y proclamado rey con 15 años, fue desposado con la princesa
Leonor Plantagenet, hija del rey Enrique II de Inglaterra y de Leonor de
Aquitania, que había sido reina de Francia por su primer matrimonio con Luis
VII. Este matrimonio pactado llegó a tener amor y armonía. Tuvieron catorce
hijos, aunque tan solo nueve llegaron a la adolescencia, y de ellos seis fueron
reyes de diferentes reinos. Excepcionalmente fueron abuelos de dos “reyes
santos” (Fernando III de Castilla y León y Luis IX de Francia), y de ellos
descienden todas las casas reales de Europa. La dote de la princesa fue el
Ducado de Gascuña, situado en el extremo suroeste de Francia, y sobre el que
la corona de Castilla tenía ciertas pretensiones que nunca se llegaron a alcanzar.
Según la “FUNDACIÓN, NOBLEZA Y COSAS MEMORABLES DE LA VILLA DE EL
ESPINAR” de Don Tomás Bañez de Ribera escrita en 1649 “en dicha dote de la
princesa iba incluida una ganadería 40.000 ovejas, que se conocieron como merinas, pues
llegaron por mar a las costas castellanas de Santander”. Una vez acabados los fastos
de los desposorios, los nuevos reyes castellanos, decidieron enviar dicha cabaña
de ovejas a pastar en el gran valle segoviano, situado al noroeste de la sierra
del Guadarrama, y que hoy forma parte del corazón del Término Municipal de
El Espinar. Con los avances en la Reconquista logrados durante el reinado de
Alfonso VI las Comunidades de Ciudad y Tierra de Segovia, Ávila, y Salamanca
habían supervisado los nuevos territorios hasta Toledo, donde dicho monarca
estableció su residencia durante largos periodos. En algunos casos en
connivencia y acuerdos con los musulmanes. Igualmente, durante la minoría 
de edad de Alfonso VIII, la resistencia al poder almohade estuvo en manos de
musulmanes hispanos, como el llamado “Rey Lobo” (Ibn Hamuscko), las
mencionadas milicias concejiles de Toledo, Talavera, Segovia, Ávila, Huete y
Salamanca, y caudillos fronterizos como Fernando Rodríguez de Castro, pero
a partir de 1169, Alfonso VIII, en persona, llevo a cabo el gobierno del reino y
una campaña de consolidación de los territorios. De ahí el establecimiento del
asentamiento ganadero de la cabaña de ovejas de la dote de Leonor en una zona
de paso tan importante como es este valle de la vertiente septentrional de la
sierra del Guadarrama, entonces conocida como “Sierra del Dragón”.

A cargo de la citada ganadería vinieron algunas personas de la comitiva de la
nueva reina, (Tomás Bañez de Ribera en su escrito los relaciona como “deudos”
de Leonor) de tal manera, que al poco de llegar, decidieron levantar una iglesia
al santo de su devoción, San Eutropio, cuyas reliquias, como ya hemos visto,
se encuentran en la basílica de su advocación en Saintes. Estas gentes
encargaron a un escultor de su tierra de origen, conocedor de la imaginería de
la zona, que les tallasen una escultura de San Eutropio para que presidiera su
iglesia, siendo esta, la imagen que se saca todos los años en procesión por las
calles de El Espinar el treinta de abril, fecha en la que la iglesia católica celebra
su martirio. Desde entonces, se venera a este primer obispo y mártir de la ciudad
de Saintes, como patrón de El Espinar. En 1997 se llevó a cabo una restauración
de dicha talla, y los técnicos del taller de Simancas de la Junta de Castilla y
León que intervinieron en ella nos ratificaron que una vez analizados talla,
pigmentos, texturas, tratamientos de la policromía y pintura, estaba claro que
era una pieza realizada a finales del siglo XII en la zona francesa de la Santonge,
es decir en el ducado de Aquitania. De hecho, debió de haber una cierta
relación, de estos territorios con la corona pues ya en 1172, Alfonso VIII
ratificó la delimitación realizada por su abuelo, ante una reclamación de la
“Universidad de Ávila” sobre el Campo Azálvaro, los mismos reyes pasaron
temporadas en Segovia, donde nació su primera hija Berenguela en 1180, y
después de fundar el Monasterio de Santa María de la Huelgas de Burgos en
1187, nuestra aldea de Santa María de Prados estuvo vinculada a dicho
monasterio en varias ocasiones.

Hay varias teorías sobre la
vida de San Eutropio. Algunos
estudiosos le sitúan en el siglo III, y
otros como Gregorio de Tours en “In
Gloria Martyrium” afirman que,
Eutropio perteneciente a una familia
de la nobleza persa vivió en el siglo I
en la zona de Galilea. Una vez
convertido al cristianismo, el obispo
Clemente (Papa entre los años 88-97) le envió a predicar a la Galia junto a San Denís.
Después de un tiempo sin conseguir adeptos,
volvió desanimado a Roma, donde Clemente de
nuevo, le animó a volver con constancia en su
empeño de llevar la palabra de Cristo a la Galia.
Eutropio regresó a Saintes donde predicaba con
ánimo la palabra de Cristo, consiguiendo
convertir y bautizar a muchos gentiles, entre ellos
a la hija del Gobernador, llamada Eustela. El
encono de este fue tal que, expulsó de la ciudad a
Eutropio, que se vio obligado a refugiarse en un
tugurio de madera a las afueras de ella, lugar
donde siguió predicando, llegando a ser
nombrado Obispo. Un tiempo después, el
Gobernador, ante el éxito de los predicamentos de
Eutropio, encolerizado, decidió acabar con él, así pues, un 30 de abril le dio
martirio y acabó con su vida de un hachazo en la cabeza. Eutropio fue
enterrando en su tugurio. Siendo este el lugar elegido siglos después para
levantar la basílica con sus reliquias. La fama de San Eutropio fue aumentando
por sus milagros, y su basílica se convirtió en centro de atracción religioso, al
cual acudían multitud de peregrinos “… los que allí llegan, afligidos de toda clase de
enfermedades son rápidamente curados, los cojos se restablecen, los ciegos encuentran la
luz, el oído se devuelve a los sordos, los posesos son librados, las cadenas de hierro, las
esposas y otros instrumentos variados de hierro, de los cuales, el bienaventurado Eutropio
ha librado a los prisioneros, están allí colgados”. Al parecer los cautivos que habían
estado en galeras, cárceles o mazmorras, si conseguían salir con vida, le
ofrecían como acción de gracias a San Eutropio las cadenas que habían
soportado durante su pena, dejándolas colgando a sus pies. De ahí las argollas
que se pueden contemplar a los pies de la imagen de nuestro patrón situada a
los pies de la nave, en el bajo coro. Durante la Edad Media la ciudad de Saintes,
de origen romano, se encontraba en un punto estratégico de la Vía Turonensis
a su paso por el ducado de Aquitania. Era la capital de la región de la Santonge,
una importante área de religiosidad y de acogida de peregrinos. En aquel tiempo
las peregrinaciones a Santiago estaban en pleno auge. El mismo Guillermo X,
padre de Leonor de Aquitania había fallecido peregrinando a Compostela,
quedando Leonor como duquesa en pleno derecho del territorio más grade de
Francia.

Una vez centrados en la historia y el personaje, quiero recordar citada
reseña porque nos habla de su martirio y una peculiar reliquia:
“… el más avezado de los guardias, sin mediar palabra, tiró del hacha que portaba
propinándole un terrible golpe en lo alto de la cabeza, quedando está dividida en dos, y
provocando la inmediata muerte de Eutropio. Sus seguidores y Eustela misma se dispusieron a velarle y darle sepultura allí mismo, siendo el lugar donde tiempo después se levantó una pequeña capilla, y mucho más tiempo después, se construyó
la basílica y cripta a este obispo que tanta veneración tiene
en toda la región.

Como he comentado, del terrible hachazo la cabeza de
Eutropio quedó dividida en dos, de forma que el trozo más
pequeño quedó separado del resto junto con el trozo de sesos
correspondientes. Ante tamaña escena, Eustela sobrecogida,
se hizo con dicho trozo y con veneración lo depositó en su
velo guardándolo como reliquia.
Dicha pieza fue pasando de mano en mano creciendo cada
vez más su estimación y llegando a ser la base de leyendas
que hablaban de los milagros más prodigiosos que la
imaginación de aquellos tiempos pudieran recrear. Una de
las más famosas y populares dice que periódicamente, ¿cada
7? años, la sangre y el trozo de los sesos secos que albergaban el pedazo de cráneo recogido por Eustela, se volvían viscosos y blandos desprendiendo un intenso olor a rosas que embriagaban a los que estaban a su alrededor aconteciendo todo tipo de prodigios,
apariciones, desapariciones y fenómenos asombrosos que daban más pie a todo tipo de
leyendas, historias y cantares.

Casi seiscientos años después, la reliquia conseguida tras muchos ruegos y pagada a buen
precio, era venerada y custodiada en la colegiata de San Eutropio de El Espinar, y era
recogida en su Inventario de 1758 como uno de los tesoros más apreciados de la Villa”.
Nada más ver este último párrafo me vino a la mente el recuerdo del
“Inventario de 1758” que, hace casi dos años tuve la curiosidad de transcribir.
Es un interesantísimo documento que figura en el Archivo Parroquial de San
Eutropio correspondiente al 31 de octubre de aquel año. Fue motivado por el
relevo en el cargo del responsable de los enseres pertenecientes a la Colegiata
de San Eutropio. El nuevo firmante es Gerónimo Fernández García que ejerce
como “Escribiente de la Sacristía”, en sustitución de la vacante dejada por el
fallecimiento de José Ángel Fernández. Actuaron como representantes de “la
Principal” Manuel González Zamorano nacido en 1710 y Juan Manuel
González Herranz de Acinas nacido en 1724, ambos de El Espinar, que figuran
como “fiadores llanos y principales cumplidores y fiadores” que ven necesario
hacer dicho Inventario. Firman como testigos del vecindario Florencio
Testillano del Rey (natural de Navas del Marqués), Luis Fernández nacido en 1724
y Manuel Yagüe García nacido en 1717, mientras que Gerónimo Bernardo
Fernández, Manuel González Zamorano y Juan Manuel González figuran como
clérigos, por último, aparece Juan Manuel Bernardo Yagüe como escribano
público del Rey y del Concejo de la Villa.

El Inventario consta de cuarenta y siete hojas encuadernadas, donde se
recoge una retahíla de diferentes tipos de ropas y complementos ceremoniales de diferentes colores para cada época litúrgica
del año. Igualmente, del ajuar de altares, palios,
estandartes, pendones, mangas, mantas,
alfombras, etc., todo con una detallada
descripción de las telas, sus texturas, filigranas y
pasamanerías, dignas de un estudio aparte. Otro
tanto ocurre con las 121 diferentes piezas
litúrgicas de orfebrería, en su mayoría de plata.
También recoge otros elementos como libros,
misales, aras, cuadros, espejos, mobiliario, etc.
En varios casos se hace referencia a los donantes
(cerca de cuarenta registrados) de las diferentes
piezas, personajes que en su mayoría
concuerdan con sus correspondientes partidas de
bautismo recogidas en los libros del Archivo
Parroquial. Y efectivamente, en la página 29, entre las piezas de orfebrería
figuran -“Una caja (relicario) ovalada que no sé qué reliquia sea, pero
bajo de ella dos cabezas de ángeles y otras cuatro en los ángulos de los
óvalos, pie de plata redondo”, y -“Una Reliquia de San Eutropio
metida en urna de plata con su pie que dice “San Roque” con su pie
ovalado todo de plata, y que “La dio María Ybañez”. Por desgracia,
como es sabido, cuando en 1814 el encono de José Bonaparte llego a su límite
por los continuos enfrentamientos, siguiendo la línea de los hábitos franceses a
lo largo de la historia, de espoliar todo lo que se encuentran a su paso (así se
pueden tener muchos Louvres), y con la excusa de las reyertas para hacer
desaparecer la villa, puso una multa de rápida ejecución, de forma que, de no
ser satisfecha en un breve periodo de tiempo, el pueblo sería arrasado. El
conocido popularmente como “Pepe Botella” sabía muy bien la pauta a seguir
para que las tropas gabachas se llevaran un buen botín. Ante esta desesperada
y apremiante situación, el alcalde, Juan Antonio Álvarez Carnicero, los
regidores del Ayuntamiento y vecinos recurrieron a las jerarquías del Obispado
para que se diera permiso para utilizar las piezas de valor de uso litúrgico de la
Colegiata de San Eutropio y de la Esclavitud del Stmo. Cristo con la intención
de pagar dicha multa. El Obispado dio su permiso, y el día 5 de julio con la
anuencia del párroco, el Ayuntamiento y los representantes de la Esclavitud, se
pagó la cuantiosa multa. (En otros documentos aparece la fecha del 12 de octubre de
1814 como la fecha de tan doloroso saqueo). Pesaron las alhajas aportadas por la
Esclavitud noventa y seis onzas que importaron 7.044 reales de oro. Enorme
suma para aquella época y que suponía todo lo que tenía de valor la hermandad.


No tengo datos de a cuanto ascendió la
aportación de la antigua Colegiata de San
Eutropio, pero está claro que se perdieron
piezas de un inmenso valor, tanto
material, como histórico, artístico y
sentimental, acumulados a lo largo de sus
más de seis siglos de historia anterior a
1814. Y claro está, entre esas piezas, fue
incluida la urna de plata con su pie
ovalado con la “Reliquia de San
Eutropio”, que como hemos visto estaba inventariada en 1758.
¿Qué trayectoria tuvo esa parte de la cabeza de San Eutropio “…con la
sangre y parte de los sesos secos del mártir, que probablemente, cada 7 años se
transformaban volviéndose viscosos, blandos y desprendiendo un intenso olor a rosas que
embriagaban a los que estaban a su alrededor, aconteciendo todo tipo de prodigios,
apariciones, desapariciones y fenómenos asombrosos que, daban más pie a todo tipo de
leyendas, historias y cantares”? ¿Qué cadena de acontecimientos se dieron a lo
largo de los tiempos, desde que Eustela lo envolvió en su velo guardándolo con
veneración como reliquia por aquellos tiempos donde el cristianismo empezaba
su andadura por el occidente de europeo?
Volviendo a Gregorio de Tours los restos del San Eutropio “fueron encontrados
por casualidad por monjes ocupados en despejar terrenos cerca del anfiteatro. Al reconocer
el profundo corte dejado en el cráneo por el hacha del verdugo, habrían tenido una visión
del santo mientras dormían. Luego, los restos habrían sido autenticados por el obispo
Paladio (año 573), quien los habría transportado a la iglesia de San Esteban de Saintes,
ahora desaparecida, antes de erigir una primera iglesia funeraria”. Parece que este
templo no llegó hasta unos siglos después, cuando fue fundado en 1081, a
iniciativa del duque de Aquitania y conde de Poitiers, Guillermo VIII, quien
confió el modesto santuario a la benedictina abadía de Cluny. Desde el
principio se concibió como un santuario de peregrinación con dos niveles,
iglesia arriba y cripta debajo, siendo consagrada por el papa Urbano II en 1096.
El sepulcro con los restos fue depositado en la cripta, y desde entonces ha sido
visitado por infinidad de peregrinos. Todo esto coincide con la nueva
espiritualidad surgida alrededor de las “reliquias” a partir de la Reforma
Gregoriana, y ayudó significativamente a la edificación de templos y
catedrales.

Teniendo en cuenta que la reseña mencionada que dice: “dicha pieza fue
pasando de mano en mano creciendo cada vez más su estimación y llegando a ser la base
de leyendas que hablaban de los milagros más prodigiosos”. No sería de extrañar que
la valorada reliquia del trozo de cráneo San Eutropio hubiera llegado a las manos del duque Guillermo VIII de Aquitania (bisabuelo de Leonor de
Aquitania y esta a su vez madre de la esposa de Alfonso VIII), que según parece
tuvo gran devoción e impulsó la construcción de la primera iglesia al obispo
martirizado.

Cuando en el verano 1170 se llevó a efecto el desposorio de Alfonso
VIII con Leonor, estos tenían respectivamente apenas 15 y 10 años. Según una
crónica, al despedirse, la aún niña, Leonor de su madre, surgieron lagrimas de
los ojos de ambas. Los intereses políticos de Castilla, Inglaterra y el ducado de
Aquitania urgían una rápida consolidación de las relaciones, en oposición a la
alianza entre las coronas de Francia y Navarra. Tres décadas después,
considerando la política de matrimonios habitual entre los diferentes reinos, se
decidió una mejor relación con la corona de los francos. Por esta causa, la
madre de nuestra reina Leonor, es decir la singular Leonor duquesa de
Aquitania y Poitiers, que había sido reina consorte de Luis VII de Francia, que
había exigido acudir con él a las cruzadas a Tierra Santa, argumentado ser la
mayor feudataria de reino franco, que una vez anulado ese matrimonio, casó
con Enrique II de Inglaterra, al cual se enfrentó con mano de hierro para
proteger los derechos dinásticos de sus hijos (lo cual le supuso que su real
esposo la confinara durante
casi quince años), la que había
fundado varios monasterios y
conventos en sus dominios,
algunos para acoger a mujeres
de la Corte que quedaban
viudas, y desamparadas, en el
año del Señor de 1200 y con 78
años, decidió hacer el viaje
hasta Castilla para elegir la
nieta adecuada para ser
consorte de Francia y aprovechar para ver a su hija y conocer a sus ocho nietos.
Como hipótesis, y solo como tal, de estar la reliquia del trozo de cráneo
de San Eutropio en manos del ducado de Aquitania, y teniendo en cuenta esa
espiritualidad alrededor de las reliquias en la época, ya comentada, y ante las
peticiones de nuestros clérigos espinariegos solicitando alguna reliquia del
santo obispo, ¿sería esta la ocasión para que dicha reliquia viajara hasta la
reciente iglesia de El Espinar? Creo que nunca sabremos cuales fueron las
vicisitudes que dieron con dicha reliquia en nuestra iglesia de San Eutropio. En
cualquier caso, debemos también analizar la citada reseña que aparece en el
Inventario de 1758: “La dio María Ybañez” .


En principio, lo que sé de
María Ybáñez es que nació en
1563, hija del Dr. Mateo Ibáñez
de Ribera (nacido en 1525) y
de María Bernaldo Márquez de
Prado (que falleció en 1587).
Fue hermana de Tomás Bañez de Ribera, autor del texto sobre los orígenes de
El Espinar, y fueron sus padrinos de bautismo ¿……? Mexía, Alonso Márquez
de Prado y Dñª María de Prado. También me consta que profeso como monja
en Salamanca.
Una vez contrastadas la existencia de esta donante espinariega, y de su
parentela en el siglo XVI, nos surge la intriga de ¿qué reliquia es la que dona?,
¿cómo llega hasta sus manos y cuando hace entrega de ella? De haber sido antes
de que su hermano Tomás Bañez escribiera su “FUNDACIÓN, NOBLEZA Y COSAS
MEMORABLES DE LA VILLA DE EL ESPINAR” en 1649, ya mencionada, él habría
hecho algún comentario del tema, máxime si tenemos en cuenta la literatura
utilizada en el texto. Es una cuestión que jamás podremos dilucidar. Por otro
lado, es muy extraño que, al pie de la urna de plata con la reliquia, en vez de
poner “San Eutropio”, pusiera “San Roque”. ¿Pudo haber un error de registro
por parte del escribiente Gerónimo Bernardo Fernández?, y de ser así, ¿sería la
“otra caja relicario” el correspondiente a la histórica reliquia del cráneo del
obispo martirizado?, o por alguna causa que desconocemos, ¿se utilizó la urna
de la reliquia de San Roque para contener el trozo de cabeza de San Eutropio?
Sea como fuere, cuando en 1814 los franceses arramplaron con el botín, seguro
que a nadie se la pasó por la cabeza el valor del contenido existente dentro de
las dos cajas relicarios, y menos el origen franco de los mismos. ¿Volvió la
reliquia a territorio francés?, o se ¿vaciaron los contenidos arroyándolos en
cualquier vaguada, y solo conservaron la plata de las cajas relicarios?

Servando Hurtado Gonzalez
Noviembre de 2023


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Sobre las ventas de El Espinar y los templos de San Rafael

SOBRE LAS VENTAS DE EL ESPINAR

Y LOS TEMPLOS DE SAN RAFAEL

“Estando en la víspera de la festividad de San Rafael quiero traeros algunos datos que nos informan de estos dos temas. Para saber más sobre las ventas habría que acudir a Fernando Matute Butragueño que tiene realizado un exhaustivo estudio de las ventas del Término”

 

           Desde la época de los romanos con el Itinerario de Antonino ya sabemos de la calzada principal por el puerto de la Fuenfría hacia Segovia, y parece que habría un posible ramal que atravesaría la sierra por el paso de menos altura, conocido mucho más tarde como paso de Valatomer, muy próximo al actual puerto del Alto del León, el cual atravesaría el actual Término de El Espinar. Posteriormente, con los musulmanes, dicho paso fue muy utilizado en las diversas razias que tuvieron que atravesar la “Sierra del Dragón”, conocida posteriormente como “Sierra de Guadarrama”, y para salvaguardar el itinerario los musulmanes jalonaron este con una serie de estructuras defensivas. Algunas de estas estructuras, con el paso del tiempo, y ya en periodo de la Reconquista, junto con otras nuevas que se levantaron, se convirtieron en “alberguerías” para cobijar a los viajeros durante el recorrido por estos caminos. Más tarde, algunas de estas alberguerías se convirtieron en ventas, paradores y fondas donde se atendía a los viajeros de estos itinerarios.

 

           Durante el reinado de Alfonso X, en 1273, se otorgaron una serie de privilegios a las alberguerías del camino del puerto de Valathome (Balat Humayd, o Tablada (“EL ESPINAR Y EL CAMINO DE SANTIAGO POR EL “PASO DE VALATHOME”). Como he mencionado, algunas de ellas se convirtieron en establecimientos para los viajeros según diferentes documentos (Venta de la Campana, Venta del Cornejo, Venta Nueva, Venta de Gudillos, Venta de la Cruz), donde se les quitan todo tipo de tasas e impuestos. Entre otros, queda recogido en el estudio de Ricardo Fanjul “Balat Humayd” de 2017, donde se hace mención a dichas ventas.

 

           Las denominaciones de estas vías varían desde las “calzadas” de la época romana, las “carreras” en el periodo medieval, los “caminos” difundidos por Pedro Juan de Velluga en el XVI, de nuevo “calzadas” en periodos borbónicos y muy posteriormente, las “carreteras”. En origen también se diferenciaron en categorías, por su importancia de tránsito, “reales”,  o según pudieran ser recorridos a pie, a caballo, o con ruedas, y también por el ancho de las vías. Yo aún guardo restos de un carro para el heno que tenía mi padre, al cual hubo que cambiarle las ruedas originales por ruedas con neumáticos para poder hacer recorridos por asfalto.  

 

           El Término Municipal de El Espinar se ha visto atravesado a lo largo de la Historia por múltiples itinerarios. Alguno de los más antiguos pasaba por el pueblo, como fueron los conocidos en las edades Media y Moderna como “carrera de Toledo a Valladolid”, “camino que conduce de Madrid a Coímbra por Ciudad-Rodrigo”, o “Camino Real de Castilla”. A partir de 1776, con la construcción de la ruta por el Alto del León y el nuevo trazado dejaron a la Villa a un lado. Y, ya llevamos muchas décadas con la actual carretera N-VI de la Coruña, y sus variantes vías rápidas y autopistas.

Como he comentado antes, estos itinerarios iban jalonados por una serie de establecimientos para dar servicio a los viajeros. Algunos desde la Edad Media, ya mencionados, y otros fueron surgiendo según las necesidades del camino. De ellos, algunos fueron de propiedad particular como “La Campanilla”, la “Venta Nueva”, la de “Prados”, del “Hambre”, la de “la Esperanza” o de “Fernandesco”, o del “Confitero”, la de “Romasanta”, la de “Caloco”, o “Parador de Gonzalo Ruyz”, la de “Zamarra”, la de “La Caserina”, otros pertenecieron al Concejo de El Espinar, la de “Gudillos”, de “La Cruz”, la Venta del Molinillo, y la “Venta Grande”. La del “Cornejo” unas veces aparece perteneciendo al Concejo de la Villa y otras como de propiedad particular. Otras a la Administración de la Corona como la ”Fonda de San Rafael”, y de otras no tenemos información, como la “Venta Real” y la de “El Espinar”.

 

           En 1330 Juan Ruiz (Arcipreste de Hita) escribe el Libro del Buen Amor en el cual nos habla de estos parajes: de su encuentro con la tercera serrana en la Venta del Cornejo, Mengua Llorente y de la cuarta serrana en la sierra y cerca de la Venta de Tablada.

 

           Pocos años después, en 1342, el Concejo de El Espinar compra heredades y fincas de Gudillos. La Venta de Gudillos después de esta fecha siempre ha aparecido como de propiedad del Concejo de El Espinar, por tanto, es acertado pensar que entrase a pertenecerle en esta compra que hace el Concejo.

 

           Entre 1311 y 1350, en el libro de Montería de Alfonso XI al describir un recorrido desde la Garganta de Ruy Velázquez sitúa una vocería así: “por la cumbre del Quintanar ayuso (abajo) hasta la venta de la Cruz”.

 

         El 7 de septiembre de 1368 la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia concede la Tercera Carta Puebla. Al delimitar los territorios concedidos de ampliación del término dice: “… comienza el término en el Guijo blanco situado en el somo de Santa María del Caloco, va derecho al collado del valle de Santa María o valle Ayuso, somo de la Casa del Romo situada en el rio Moros, sigue derecho al Poyal, Valdescuro, cumbre de las rinconadas y se dirige a las Navas de San Millán, collado de Vallezuelos, venta de la Cruz, Espartero, camino adelante a Navahorcados,“ y después dice: “continua derecho hacia la hacienda de Pedro Martín “el Descornado” situada en el rio Moros, baja derecho a la Majada los Bollos, cerro alto de la Barbojada, arroyo Ayuso hasta llegar a la casa de Gudillos”, Por tanto esto ratifica que en esa fecha la Venta de la Cruz ya figura como tal y la de Gudillos es mencionada como “casa”, pero Alfonso X la menciona como alberguería.

 

           Respecto a esta Venta de la Cruz (en la entrada a los actuales Ángeles de S. Rafael), en 1514 sabemos que era ventero Juan Patón, y Francisco Cornejo lo era también de la Venta del Molinillo (¿tendría algo que ver esta venta, que es la única vez que yo la encuentro mencionada, con la posada del siglo XIX que acabó en manos de la familia Romero, muy próxima al rio Renales, también conocido por “rio Molinillo” por el molino del Chorrillo que solo podía moler media temporada por la falta de caudal, y frente a la casa de la familia Portal?, o ¿se referirá a otro edificio?

Según el estudio de 1546 de Pero Juan de Villuga, la Venta de la Cruz era un punto de paso importante del antiguo camino medieval de Zamora a Sigüenza.

 

           El 22 de septiembre de 1552 el Concejo compra unas tierras a Alonso García situadas junto a la Venta de Gudillos. (Hay datos de Alonso García en el Archivo Parroquial, tuvo el oficio de tintorero, y fue padre de Alonso, Paula y Catalina. Podría ser este)

También en esta misma fecha, el Concejo de El Espinar, al comprar las tierras de la Venta de Gudillos, da la prohibición de entrar con armas en su término.

 

           Unos cuantos años más tarde, el 14 de junio de 1576, Frutos Lancha arrienda al Concejo la Venta de la Cruz en el Carrascal, de esta villa, por un período de 3 años pagándose por ella 6.000 maravedís anuales, efectuándose el pago cada 4 meses. (E.M.V.D.M. y L.) (No hay datos de Frutos Lancha, pero sí de sus hermanos Johan, Marcos, Andrés e Ysabel Lancha Avilés, bautizados entre 1569 y 1577. Hijos de Andrés Lancha, zapatero de oficio, y María Avilés. ¿Frutos podría ser un hermano de Andrés padre y haber nacido antes del 1547?).

 

           El 9 de julio de 1582 el Concejo rematada con Gabriel García la obra de la Venta Real de El Espinar, en el precio de 50 ducados. (E.M.V.D.M. y L.) (Hay datos de Gabriel García, hijo de Pedro García, de Otero, que vivía en Prados, pero por las fechas es imposible que se refiera a este Gabriel, tiene que referirse a otro)

 

           En este mismo año de 1582, vemos de nuevo a Frutos Lancha que vuelve a arrendar al concejo la Venta de la Cruz por un período de 3 años pagando por ello 6.000 maravedís anuales y siendo los pagos cuatrimestralmente. (E.M.V.D.M. y L.)

 

           El 22 de enero de 1594 Mateo Martín, vecino de El Espinar y morador de la Venta del Cornejo, paga a Juan de Coca 150 reales por la compra de 100 arrobas de hierba. (E.M.V.D.M. y L.) (Mateo Martín García fue bautizado el 28 de agosto de 1553. Hijo de Mateo Martin, herrador de oficio, y de Francisca García, ambos de El Espinar. Encaja en las fechas perfectamente)

           También Francisco Coello sitúa durante este siglo XVI en su Atlas de 1849 una serie de ventas, algunas ya mencionadas, como son la de la Campana, la de Cornejo, la Nueva, la de la Cruz, la del Hambre, la de Prados, la de Herreros. Después de cotejar varias informaciones, y a pesar de su gran aporte, parece que acaba confundiendo algunas situaciones. (En cualquier caso, aunque trae varios errores contrastados, hay que mirar el libro de Leonardo Fernández Troyano “Los pasos históricos de la Sierra del Guadarrama”)  

 

           De 1600 es la noticia de que, por ese año, Francisco Vitoria, del estado noble, originario de El Espinar a través de los Márquez de Prado, y tenido como vecino de la venta del Concejo (¿o del Cornejo???) esquilo en el pueblo más de 20.000 ovejas. (No hay datos del apellido Saez de Vitoria hasta 1700 en los libros de partidas de bautismo del Archivo Parroquial, pero si sabemos por el “Nobiliario de Segovia” de Jesús Larios Martín de su ascendencia en dicha familia)

 

           Ya en 1709, en el testamento de Gabriel Márquez de Prado dice que tiene la Venta Nueva en Navahorcados, en el camino que va de la Venta de Herreros a Guadarrama. Lo compró a Gabriel de Arévalo de Zuazo el 13/01/1666 por escritura pública. Dice que la levantó a su costa desde los cimientos según estaba entonces. La tenía arrendada a Diego Brasas en 3.300 reales al año, y la mitad de los reparos son por su cuenta. También tiene una casa unida a la ermita de San Bartolomé que él ha construido desde sus cimientos y está junto a la venta. Que dicha casa la tiene arrendada a Pedro Lavajos, maestro herrador, por 250 reales al año y la mitad de los reparos son por su cuenta.

 

           Años después, en 1721 nos encontramos con la “Provisión de la capellanía” que existía en la Ermita de San Bartolomé (situada en la Venta Nueva) perteneciente a D. Gabriel Márquez de Prado y a favor de D. Manuel del Canto (cura vicario de San Eutropio).

 

           En 1751, en el Catastro del Marqués de la Ensenada, respecto a El Espinar, por un lado, pone:

* El término privativo es de 33.735 obradas. Hay 440 vecinos (5 nobles, 56 viudas, 3 venteros, 14 molineros y un número alto de inclusas), población           aproximada 2200 habitantes.

También hay: 1 Venta de Gudillos perteneciente al Concejo y vale 9.972 reales, y 1 Venta de La Campanilla con valor de 2.317 reales.

 

Y, por otro lado, dice:

* Hay 4 ventas, 2 próximas, 1 en Gudillos a 1 legua, 1 en la campanilla, una venta Nueva a ¾ de legua que pertenece a la Obra Pía de Gabriel Márquez de Prado con su ermita a San Bartolomé, y que regula 4.000 reales, y una del Cornejo a 1 legua, del Marques de Perales, con su ermita de Ntrª Sra. de la Concepción, y cada una regula 4.000 reales. Esta ermita la hizo la Marquesa de Perales (también descendiente de Quintín Márquez de Prado) junto a la venta del Cornejo.

 

*Hay 4 venteros que producen: 1 en Gudillos a 2.500 reales, 1 en Campanilla a 600 reales, 1 en Cornejo a 1.500 y 1 en venta Nueva 2.500 reales.

 

*Nota: No aparecen en esta información del Catastro otras ventas como: Ventas de la Esperanza (algunos la conocen por la del Confietero, o Fernandesco), de Romasanta, del Caloco (los restos de las dos de este lugar aún se pueden contemplar. Una, La “Venta Grande o Nueva” que hizo el Concejo, se levantó pocos años después, y la del “Parador de Gonzalo Ruyz”, esta quizá se levantara algo después, pero sería aprovechando la situación de una venta anterior), de Zamarra, y las mencionadas anteriormente la Real, la de El Espinar, de la Cruz y la del Hambre estas dos últimas, ambas en el Carrascal (Los actuales Ángeles de S. Rafael). (Posteriormente existió la Casa de los Perros, en la subida del puerto del Alto del León, pero a mi no me aparece como una venta).

 

           De la venta “Parador de Gonzalo Ruiz”, esto es lo que pone en la pieza labrada que se encuentra sobre la portada de carros, Pascual Madoz, en su publicado de 1846 dice: “… es hermoso, grande y cómodo para toda clase de viajeros; de propiedad particular y de construcción moderna, en él se detienen las diligencias; El producto en renta por quinquenio del parador, prados y tierras, se gradúa en 12,000 reales, y lo que su dueño paga de impuestos de toda ella en 2,400”.

Por otro lado, Carlos Parrilla en su artículo del 26 de mayo de 2021 en el periódico de El Espinar nos da información de un acontecimiento que ocurrió en la noche del 21 de abril de 1819. “Siendo alcalde ordinario por el Estado General Mateo Torrejón, se produjo el asalto a esta Venta del Caloco por once hombres armados con escopetas y trabucos reteniendo a más de 22 personas, entre viajeros y residentes y se llevaron entre 700 y 800 reales del ventero, alguna otra pequeña cantidad, comida y bebida a su antojo, así como cinco gallinas y efectos de los arrieros gallineros que estaban de paso”.

 

         En cuanto a la Venta Grande, o Nueva, a la que corresponden las ruinas situadas, también, frente a la ermita del Stmo. Cristo del Caloco, fue un enorme edificio situado al otro lado de la NVI, sobre el que me puso en la pista Fernando Matute Butragueño, que me pasó el estudio de Gonzalo Palacios de 2020, “Hospederías de los siglos XVIII y XIX: Cristo del Caloco”. Se nos da información de estas ventas, y nos dice que en el “Mapa de la Provincia de Segovia” de 1776 de Tomás López ya existía esta “Hospedería Nueva”. Así pues, teniendo en cuenta que no aparece reflejada en el Catastro de Ensenada de 1751, interpreto que dicha hospedería tuvo que levantarse entre ambas fechas. Según parece, fue costeada por el Concejo de El Espinar para dar servicio a viajeros y transeúntes, máxime con el aumento de este tráfico a partir de la construcción del Puerto del Alto del León. Pero tuvo una corta vida. Es tradición popular que fue quemada por los franceses en su estancia en la villa entre 1808 y 1812. También Madoz nos dice “… existen a la izquierda de la carretera, las ruinas de una venta titulada Grande, que fue edificada por la villa del Espinar, ordinariamente habitan en el de 14 a 15 personas, de las cuales hay 11 varones”. Estudiando detenidamente los restos del edificio de la “Venta Grande”, las más de cincuenta ventanas, los portones carreteros con sus salva carros, que aún se pueden ver en la portada trasera, compuesta de jambas y dintel adovelado, y el tipo de construcción con ventanas enmarcadas con rejas de forja las de la planta baja, esquinas de llaves, extraordinarias cornisas y portadas labradas, podemos afirmar que el Concejo de la Villa realizó una gran inversión con miras a futuro, y que por desgracia se truncó en esta gran ruina gracias al paso de “la francesada”.

 

           La Venta de la Caserina tiene que ser de después. En 1751 no existiría, pues, aunque en 1749 el rey Fernando VI inaugura el paso del puerto del Alto del León, la idea de construir las fondas, a uno y otro lado del puerto, debió de surgir después.

 

           Efectivamente, la Casa de Postas de San Rafael (después Fonda) se manda construir por “Orden del rey Carlos III” en 1784, pero parece que se tardó en llevar a cabo. De hecho, hasta 1790 no se tiene noticia de actividad alguna, ni de la fonda, ni de sus habitantes, ni religiosa de la iglesia que se levantó junto a ella y una casa para el teniente Vicario. Estaban situadas a tres cuartos de legua de El Espinar y junto a la Calzada Real. A la iglesia se la dotó con 500 ducados sobre el impuesto de portazgo del Alto del León y junto a la iglesia y separada de la “Casa de Postas” por el camino a Segovia, se situaba el edificio del fielato, donde se cobraban los portazgos, edificio, que aún existe con una planta que se edificó encima posteriormente, cuando pasó a ser Oficina de Correos, para ser el hogar del telegrafista.

 

           En 1787, de camino hacia al Palacio de la Granja de San Ildefonso, pasó el que sería futuro rey Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma pasando la noche en la Casa de Postas de San Rafael.

 

           El 22 de diciembre de 1808, a mediodía, partía el Emperador Napoleón Bonaparte al mando de las tropas que estaban en marcha de la Fonda de San Rafael. El propósito de aquél era pernoctar en Villacastín, pero un violento temporal de nieve se lo impidió. Viéndose obligado a hacerlo en la Venta Grande. Al día siguiente, a pesar del temporal, el emperador desfiló a lo largo de la División Lapisse, poniéndose a la cabeza. Los insultos y amenazas de sus soldados no le amedrentaron y en cabeza, pie a tierra, marchó tras los caballos, sirviendo de guía. De esta forma el 23 salía hacia Villacastín, alojándose en una casa de la calle Real, hoy en día residencia del cura párroco. "...Antes de abandonar San Rafael, Napoleón tomó las medidas necesarias para activar la marcha…el emperador trasladó su cuartel general a Villacastín. (S. H. M. "Guerra de la Independencia" p. 204-208).

         

           En 1840 la Dirección General de Caminos sacó a subasta pública la Fonda de San Rafael por un periodo de tres años y 8.500 reales.

 

           Diez años después, en 1850 Pascual Madoz escribió el libro diccionario geográfico de España. Respecto a esta villa de El Espinar dice lo siguiente:

Tiene 6 leguas de longitud por el punto más distante y 2 y cuarto de latitud. Comprende el Santuario de Nuestra Señora de la Losa y del Santo Cristo del Caloco, la Venta de Gudillos, la Venta de la Esperanza o Fernandesco, la Venta o Parador del Caloco, el Puerto de Campanilla o Enteblado y la Fonda de San Rafael.

Igualmente dice que sobre el arroyo Gudillos hay un puente de piedra medieval de un solo arco, y la renta de su Venta asciende a 6.600 reales.

           

 

Breve exposición de los templos de culto de San Rafael

 

           En cuanto a los templos de culto de San Rafael, como hemos visto, próxima a la Casa de Postas se levantó una iglesia de características neoclásicas y junto a ella una casa para el teniente Vicario.

 

           He conseguido información de los primeros habitantes, sus bodas, bautizos y celebraciones religiosas que eran realizadas por el párroco de San Eutropio Ambrosio del Castillo, encargado de hacer los oficios religiosos en San Rafael. Así, los oficios más antiguos correspondieron a ese mismo año de 1790, en que se celebró la 1ª Misa en la iglesia, dedicada primero a San Antonio. Un par de años después en 1792, ya aparece como cura titular del nuevo poblado de S. Rafael, D. José Hoyuelos Rodríguez-Teniente. Es decir, también aparece ya con la advocación a San Rafael, en su enclave original, al oeste de la Casa de Postas, haciendo de divisoria entre el camino hacia Villacastín, y el camino hacia La Granja y Segovia. (Actual finca de los Hnos. García Rodrigo, es decir, los hermanos Polo, herederos de Ciriaca de Castro Gómez).

           

           En 1835 con la Desamortización de Mendizábal se desacralizó la iglesia y pasó a manos de la familia Gómez Sánchez, de quién la heredó la citada Ciriaca.

         

           Muy posteriormente se bendijeron algunas capillas abiertas como “capilla pública” para el culto religioso en algunas residencias de las nuevas casas solariegas. De entre ellas os traigo la información de estas:

-El 1 de agosto de 1900 en el Hotel titulado “El Robledal” de San Rafael, propiedad del espinariego D. Francisco Javier Gil Becerril y Dñª Isabel de Biedma Oñate, ante el Obispo de Segovia, alcalde, juez, y párroco de El Espinar, se bendijo solemnemente una capilla pública en advocación de Ntra. Sra. del Carmen situada en los bajos de dicho hotel.

-El 26 de septiembre de 1901 se reconoce como capilla pública una capilla instalada en la casa solariega llamada de Santa Adelaida en el Parador del Sol entre El Espinar y San Rafael.

-Y ya en 1918 se inauguró la capilla de la Virgen del Carmen en S. Rafael construida por las indispensables iniciativas de algunos veraneantes y una cierta suscripción popular.

Así el 26 de octubre 1919 el Ayuntamiento de El Espinar acuerda la compra de un cáliz, una patena y unas vinagreras para la nueva capilla de San Rafael.

 

           En cuanto al antiguo edificio neoclásico de la iglesia original de San Rafael, recordemos que había sido adquirido por la familia Gómez Sánchez, por tanto, cuando el 3 de octubre de 1921, se realizó un escrito, hecho por el coadjutor de San Rafael Cayo Martín y otros vecinos, solicitando ayuda para poder reedificar la iglesia que se encontraba en ruinas, no se pudo llevar a cabo. De ahí que, unos años después se acometiera la construcción de un nuevo templo.

En 1926 los herederos de la familia Gómez Sánchez vendieron por valor de 20.000 pesetas las piedras y elementos de la antigua iglesia al doctor en medicina José Goyanes. Este, bajo la dirección del arquitecto Antonio Vázquez Figueroa construyó una residencia señorial añadiendo nuevos espacios y elementos constructivos, así como unos esplendidos jardines.

En 1935 el doctor José Goyanes vendió al notario Fernández Criado el espléndido hotel por 650.000 pesetas, y en 1939, este notario lo revendió a la Administración, que posteriormente instaló en esta magnífica finca un albergue para la Sección Femenina. En la actualidad se conserva y mantiene como “Albergue Juvenil”. Es decir, un nuevo concepto de las “antiguas ventas”

 

             <<Como he mencionado en más de una ocasión a la familia Gómez Sánchez quiero traer aquí unas líneas sobre su origen.

A finales del siglo XVIII (1797) llegó a San Rafael, procedente de Muñana, Ávila, un herrador llamado José Gómez Jiménez, nacido en 1767, hijo de Juan Gómez y María Jiménez. Este casó con Sebastiana de Cangas Alonso, natural de Valderrey, León. De este matrimonio nacieron Juan en 1800 y Juan Bautista en 1801. Al parecer Sebastiana falleció y José fue a buscar una nueva compañera a su pueblo de origen. La elegida fue María Sánchez Ximénez, hija de Manuel Sánchez y María Ximénez nacida en Hoyo de Pinares, Ávila. Este matrimonio no perdió el tiempo y enseguida formaron una gran Familia formada con los nacimientos de Juan Bautista en 1805 (imagino que el niño Juan Bautista anterior también falleció) y Hermenegildo José en 1807, Pascual, Mariano, Lucas, Francisco, Fernando y Pedro.

De estos personajes que, entre otros, les tocó luchar con el surgimiento de San Rafael, desciende un tanto por ciento muy elevado de la actual población del Término con los que estamos emparentados otro tanto por ciento, aún más elevado.>>

           

           Volviendo con la iglesia, en 1933 ante la necesidad patente de un templo religioso se realizó la construcción de la nueva iglesia de San Rafael, bajo el proyecto del arquitecto García de Pablos en el Po. de Gil Becerril, aquel espinariego que tanto colaboró para el desarrollo de San Rafael.

Ya entre febrero de 1950 y mayo de 1951 se llevó a cabo el proyecto de ampliación de dicha Iglesia (casa, despacho y sacristía), así como la demolición y reconstrucción de la fachada principal, pórtico de acceso y torre del baptisterio.

 

           Respecto a los nacimientos registrados en el siglo XVIII fueron:

-Del matrimonio de Manuel Piquero García (empleado en las obras de S. Rafael) y Francisca Solana, ambos nacidos en Otero de Herreros, nacieron Rafael en 1790, los mellizos Pedro Rafael Román y Mariana de la Trinidad en 1793, y Julián en 1798.

-Del matrimonio formado por Pedro Macabeo Rabota, natural de Catordio de Alejandría en Piamonte, Italia, y María Theresa de la Borda Casado, de Zaragoza, nació Pedro José Antonio en 1792.

-Del matrimonio formado por Dionisio Ballesteros, de Zamarramala y Sabina González, de Hontoria, nació María Brígida en 1792.

-Del matrimonio formado por Juan Bautista Lluc, de Valencia, y María Engracia Monje, de Torrecilla de Talavera de la Reina, nació Mariano en 1799.

 

         A partir de 1970 la festividad de San Rafael Arcángel, que se venía celebrando el 24 de octubre, pasó a celebrarse el 29 septiembre, conservando esta fecha hasta la actualidad. Así pues, en estos días, es menester decir

 “!!!VIVA SAN RAFAEL!!!”

patrón de los caminantes y enfermos.


                                                                      Servando Hurtado Gonzalez

        El Espinar, septiembre de 2023