SOBRE LAS GANADERIAS DE OVEJAS EN EL ESPINAR - Trashumancia por Servando Hurtado González

 Servando Hurtado González:

El sábado 6 de noviembre de 2021,  tuve el placer y el honor de participar en una charla organizada por la Concejalía de Turismo del Ayto. de El Espinar donde compartí mesa con Cipriano Dorrego y Jesús Garzón. Para los que no pudieron asistir pero les pueda interesar, esta fue mi intervención:

 De los datos recogidos a lo largo de estos años atrás y la consulta de muchos fondos documentales he destacado los relacionados con la trashumancia, las ganaderías de El Espinar, las ovejas y sus lanas. Para llevar un orden cronológico empezaré por la primera noticia que Tomás Bañez de Ribera en 1649 nos da al respecto.   

En 1170 se produce el matrimonio de Leonor y Alfonso VIII (1158-1214). Con la dote de la Reina, llegaron las ovejas merinas a este valle de El Espinar (más concretamente a Stª M.ª de Prados). “Llamadas merinas por venir por mar. Fueron más provechosas aquí que en Inglaterra, pues aprovechaban los añinos de los corderos en el primer año, mientras que en Inglaterra no. También trajeron el uso de las camas colgadas, que en España no usaban ni los reyes”. 

1273.- Alfonso X confirma el Consejo de la Mesta, que durará hasta su desaparición en el siglo XIX y regulará las actividades trashumantes de los ganados lanares en Castilla en estos siglos.

Durante las dos centurias siguientes El Espinar lleva a cabo un proceso de formación, consolidación y asentamiento de los límites del término a través de las diferentes concesiones de terreno por la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia en sus tres cartas pueblas de 1297, 1318, 1386, así como por las diversas compras de tierras y heredades, hasta formar un territorio muy parecido al que tenemos hoy.  

Ya en 1460 encontramos un documento por el que el rey Enrique IV pide a Segovia “…que se respete un puente que el Concejo de El Espinar ha construido sobre el rio Moros para el paso de las ovejas mesteñas y no intente situarlo bajo su control”.  

Durante el siglo XV ya están asentadas en El Espinar las principales familias cuya economía está basada en las cabañas de ovejas y sus lanas. Un ejemplo de ello es la información encontrada en el testamento de 1517de Gonzalo de Monjaraz y Mexia, vecino de El Espinar, que crea una Fundación con su nombre para los pobres de El Espinar que llega a nuestros días y unido a ella, crea un Mayorazgo que vincula con varias fincas de El Espinar, Extremadura, El Carrascal (Los Ángeles de San Rafael), la hacienda de Lastras de Arriba (cerca de Villacastín), Ortigosa del Monte y Fuentemilanos. En su testamento dice que deja:

 Ganados

Bueyes y novillos – 248,     

Vacas – 1.200

Ovejas – 4.600 + sus crías,    

Carneros – 4.100

Tierras en Extremadura:  

Dehesas del Branero y de Torre de Martín Esteban


En El Espinar:  

Tierras de centeno 427.000 m2

Prado de pastos en el Caloco

Huertas del Palomar y de Juan Andrés en c/ la Zarza

Molino con sus tierras y casas en ribera de rio Moros

  • En El Carrascal (Los Ángeles de S. R.):
  • Tierras de pastos 775.152 m2 en el término
  • El Campillo: -213.000 m2 de trigo.
  • Ortigosa del Monte: -328.000 m2 de trigo más casas y terrenos en el pueblo
  • Otero de Herreros: -83.720 m2 de trigo
  • Vegas de Matute: -77.515 m2 de trigo
  • Lastras de Arriba: -Hacienda

Le deben de lanas y otras cosas 2 cuentos y 173.225 mrv. (2.173.225) = 407.500,00 €+- 

Como vemos este mundo de las ovejas rendía suculentos beneficios a los propietarios de los ganados, y más si estos invertían en tierras en vez de arrendarlas. Como consecuencia de este bienestar económico surgieron las diversas casas solariegas y el ascenso social de estas familias. Pero no todos los ganados eran “tras humantes”, también estaban los “estantes” que aprovechaban los pastos del término y comunales. Por otra parte, no todos podían hacerse con tierras, así vamos a ver como algunos se veían obligados a los arrendamientos. Y en muchos casos, aunque fuesen poseedores de dehesas y tierras de pastos, dependiendo de las situaciones también tenían que recurrir a los arrendamientos. 

1531.- El Espinar ya figuraba como cabeza de Sexmo en la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia, ocupando un importante lugar en la Mesta y la trashumancia por sus cabañas. 

1546.- Carlos I cede la Dehesa Boyal a El Espinar para que pasten los ganados estantes y de labor de los vecinos. Exceptuaba así a los ganados trashumantes. 

1569.- (25 de junio) -Jerónimo Mejía de Tovar y María Ibáñez viuda de Diego de Prado vecinos de El Espinar otorgan poderes a Alonso Sánchez Bermejo hermano de María de Ibáñez para que pueda arrendar al Duque de Feria la dehesa de Santa Justa y los Barros de Villalba. 

1569.- (13 de septiembre) -María de Prado otorga poderes a Juan Márquez para que vaya a Florencia y sea allí su embajador y venda sus lanas al contado o fiado y pueda dar cartas de pago en su nombre. 

1569.- (24 de noviembre) -El capitán Pedro de Moya y Veteta vecino de Santa Cruz de la Zarza en nombre del comendador de Alcuesta, Sancho de Leyba otorga poderes a García López vecino de Medina para que pueda cobrar a María de Prado vecina de El Espinar 133.125 maravedís que adeuda a Sancho de Leyba por el arrendamiento de la dehesa de Baldelayegua. 



1570.- (11 de julio) -María de Prado pide permisos al Concejo para poder lavar las lanas de sus ovejas en la charca del río Moros, justo por debajo del prado de Antón Mantero y junto a la vereda que atraviesa dicho rio y en el molino de su propiedad.  

1573.- Alonso de Morales vecino del Concejo cobra 2,5 reales por cada cordero que entre en su carnicería con la condición de que venda las asaduras a igual precio que las cabezas. Estas se cobrarán a 6 maravedís todos los días excepto los sábados que serán a 8. 

1573.- (31 de marzo) -Carta de poder de los hacedores de paños del Concejo a favor de Martín de Toro para seguir el pleito contra ciertos mercaderes de Segovia que piden que no podamos teñir en los tinacos (tinas), suplicando a su Majestad que sea abolida dicha petición. 

1573.- (9 de mayo) -El Concejo vende a Bernal vecino de Segovia todas las pieles y carneros que fuesen matadas en la carnicería del Concejo. Deberá pagar a razón de un real por cada piel. Con estas reseñas vemos que, aunque la explotación del ganado lanar estaba enfocado a buscar los máximos beneficios de las finas lanas merinas principalmente, también se aprovechaban las carnes y las pieles.  

1574(26 de abril).- Antón Hernández vecino de Navas del Marqués (Ávila) otorga poderes a Pedro Martín vecino de la Puebla de Montalbán que antes fue vecino de El Espinar para que en su nombre arriende cualquiera de sus dehesas, prados o pastos para el ganado. 

1574.- (agosto). -María de Prado da poderes al bachiller Juan Ruiz vecino de Yecla para que pueda pagar los derechos de 31 sacos de lana de 10 arrobas cada uno que se encuentran en el puerto de Yecla (entonces era Alicante) y cuyo destino es la ciudad de Florencia. La tasa que debe de pagar es de 4 ducados por cada saca.

1574.- (21 de agosto) -Carta de poder de María de Prado a favor de Juan de Arévalo Rosales y Pedro Herranz Manzolo vecinos de El Espinar para poder acudir en su nombre al Concejo de la Mesta que se celebrara en la villa de Ayllón y poder reclamar ante el presidente y escribanos de la tabla la pertenencia de las dehesas de Ximonete, Malpica y Casaronte situadas en Badajoz de las cuáles ha sido despojada contra su voluntad. 

1575.- (11 de agosto) -María de Prado vende a Juan Martín, mayoral de Rodrigo Jerónimo Portocarrero conde de Medellín todas las ovejas de su propiedad que eran aproximadamente 3.000, más 4.500 borregos, más todos los chivos y cabras. El precio fue de 570 maravedís por cada cabeza de ganado. (En total 4.275.000 maravedíes = 801.562,50 € aprox.) 

1575.- (27 de septiembre) -Juan Castrovid y su esposa María Alonso pagan a Elvira de Tovar viuda de Peribáñez vecina de Segovia 315.277,5 maravedís por la compra de 635 ovejas y otros animales. Para hacer el recuento final se contarán de la siguiente manera: 3 borregos por 2 ovejas y 3 perros por una oveja. 

1576(5 de enero).- María Ortiz viuda de Pablo de Ortigosa arrienda y traspasa a María de Prado el puerto llamado de las Correcillas en la jurisdicción de Curueño, desde el mes de mayo hasta el día de San Miguel en septiembre. El precio es de 77 ducados y 17 reales para vino. 

1576.- (18 de enero) -María de Prado paga a Pedro García vecino de Villargusán perteneciente al Concejo de Babia de Yuso en noroeste de León, 22.000 maravedís por el arrendamiento del puerto de los Corrales. 

1576.- (27 de abril) -Juan de Carvajal vecino de Correcillas (León) arrienda a María de Prado el puerto de Vallinas (Asturias) y el puerto de Correcillas lindante este con el puerto de Pedro Vaca y con la peña de Villalfeide por un período de 4 años. Pagará de renta 36 ducados por año por el puerto de Vallina y 6 ducados por el de Correcillas. 

1576.- María de Prado da poderes a Alonso de Sevilla y a Lope de Vaylló para que puedan arrendar a su Majestad las hierbas de las dehesas de la Mesa Maestral de Santiago (área de Santiago y León). 

1576.- (5 de diciembre) -Catalina de Pedraza da poderes a su hijo Pedro Ruiz de Monjaraz para que venda en la ciudad de Segovia la lana del esquileo de sus ovejas del año próximo y lo cobre por adelantado. 

1577.- (13 de junio) -Juan de Velicia vecino de Segovia se compromete a pagar a Bartolomé Márquez de Prado, vecino del Concejo 236.000 (¿44.250,00 €?) maravedís del total de 270 arrobas de lana que compro a razón de l.000 maravedís por arroba más 1 arroba que se le dio de regalo. 

1579.- (4 de octubre) -Alonso de Hortigosa y su sobrino Nicolas en nombre de Julián Ambrosio y CIA venden a Pedro de Anaya la cantidad aproximada de 50 arrobas de lana al precio de 24,5 reales la arroba. 

1580.- (10 de febrero) -Catalina Gonzalez arrienda a Juan Márquez y Martín Soto 4 prados grandes, 2 prados nuevos, el prado la Horquilla y las tierras llamadas del Berroquillo por el periodo de 4 años. Pagará anualmente de renta 7.300 maravedís. 

1580.- (12 de febrero) -Antonio Manzolo vecino del Concejo concierta con Hernando de la Puente para traer en sus carretas desde Santa Olalla y otros lugares en 2 leguas a la redonda hasta el lavadero de Segovia, 70 sacas de lana de 11 arrobas cada una. Cobrará 10 reales por saca más el importe de los portazgos (derechos que se pagaban por pasar por determinados caminos). 

1580.- (24 de julio) -El Concejo nombra a Juan Castrovid para que acuda en su nombre a la Concejo de la Mesta que tendrá lugar en la villa de Buitrago. 

1583.- (26 de septiembre) -Francisco López, Francisco Lastras y Martín Diaz forman compañía uniendo los batanes que tienen en El Espinar (l funciona en invierno y otros 2 que están a orillas del río Moros en verano). 

1584.- (19 de marzo) -Poder que otorgan los vendedores de paños del Concejo a favor de Francisco Naharro y Pedro Loate procuradores de Segovia y a Pedro Montalvo, Luis Beltrán y Alonso Tejero para que vayan a pedir justicia a Segovia y no se consienta por más tiempo hilar ni tejer en El Espinar a los vecinos de Navas del Marqués. 

1590.- (18 de septiembre) -Martín de Castejón Arce y Elvira Mexia de Tovar venden a Diego de Diego de Zorraza y a Alonso de Molledo la herencia de los animales que tenía su suegro el doctor Geronimo Mexia de Tobar de la siguiente manera: los carneros viejos a 22 reales y las ovejas a 19,5 reales. El precio de la venta se paga en Segovia en monedas de oro y plata en 3 partes: primer día de San Juan en junio del 91, segundo día de San Juan del 92, tercer día de San Juan de 93 

Por otra parte, compran las posesiones de Santa Justa, Orellana, parte del Corbo, parte de la Encinilla y el arrendamiento de la dehesa de la villa de Oliva. 

1719.- Acuerdo entre el gremio de apartadores de lana en el que participó El Espinar. 

1728.- Antonia de Velasco y Moreda *1694, I Marquesa de Perales del Rio, nieta de Dª Juana de Prado Celis, a su vez hija de Quintín de Prado y por tanto descendiente directa de Bartolomé Márquez de Prado de El Espinar, que heredó el corral de esquileo más antiguo que (se medio conserva en la actualidad),inicia la construcción del conjunto de explotación ganadero industrial de la Calle S. Juan (después calle del Marqués de Perales). Al parecer entre 1716 y 1721 Dª Antonia había heredado varias propiedades en El Espinar de D. Antonio Gordoñiz. Junto con la construcción del conjunto ganadero se realizó el palacio. El diseño del proyecto podría ser de José López de Sojo, “arquitecto geómetra” que ya había trabajado para la marquesa con anterioridad, y autor del palacio de los marqueses en Madrid siguiendo posiblemente los planos de Pedro Ribera (según unos autores este habría diseñado la portada, mientras López de Sojo habría realizado el resto del palacio madrileño. Ateniéndonos a los paralelismos de las portadas y de las fechas, es muy probable que fuese el mismo arquitecto que diseñase la puerta sur de la Colegiata de S. Eutropio. Y lo mismo ocurre con los maestros canteros. Según un documento del archivo parroquial parece que procedían de Cantabria y figuran Domingo Martínez, y Antonio del Mazo como maestros canteros, José de Setién como oficial y Tomás de Gargollo como escultor en 1725. 

1731.- Aunque en 1531 ya aparece en ciertos documentos como cabeza de sexmo, en la Ordenanza de Sexmos de la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia de este año, El Espinar vuelve a figura como cabeza de sexmo de su nombre, siendo considerado el más antiguo y primero en votar, y figurando como sexmeros Francisco Mateos y Gabriel Becerril. 

1731.-Felipe V aprueba las ordenanzas de la Comunidad y Tierra de Segovia propietaria del monte del Baldío. Dicho monte tiene una superficie de 1.473 hectáreas aprox. y está formado por los montes: Cotera del León, Mesas del Puerto y Las Chufardas. En dichas ordenanzas se reconocen los 10 sexmos que entonces existen en la provincia, siendo el de El Espinar el de más antigüedad el cual comprende El Espinar y Peguerinos. El Espinar tiene derecho al disfrute de los pastos del pinar de Valsaín y del pinar de La Cinta en Rascafría, de sus aguas, así como de sus leñas muertas y secas.

1751.- Catastro del Marqués de la Ensenada, entre otras muchas informaciones, se recoge que en El Espinar hay 144 pajares y 4 corrales o ranchos de esquileo:

-"El del Marqués de Perales”, vecino de la villa de Madrid, que esquilaba su propia cabaña que se componía de mil trescientas sesenta y tres cabezas y regulaba de utilidad dos mil doscientos sesenta y cinco reales. 

-“El del Conde de Alcolea” el cual esquilaba también su propia cabaña, compuesta de 27.373 cabezas y regulaba de utilidad novecientos cincuenta reales.

-“El de los herederos de Juan de la Cruz”, vecino de esta villa en el que se esquilaban dos mil cabezas, produciendo de utilidad trescientos veinte reales.

-“El de D. Blas de Arévalo” vecino de esta villa y de D. Fco. Villapecellín en el que se esquilaban la cabaña del referido D. Blas y la del Marqués del Arco, vecino de El Espinar y Segovia, que se componían de siete mil cabezas y dos mil quince produciendo de utilidad cuatrocientos reales". 

También en el Catastro del Marques de la Ensenada de 1751 se recogen los siguientes datos ganaderos:

Trashumante fino    

Ovejas - 31.571

Corderos - 15.961

Carneros - 10.523   

Cabras - 3.200     


Estante fino                  

Ovejas – 2.946            

Corderos – 1.308         

Carneros – 2.811         

Cabras – 2.705


Estante basto

Ovejas - 1.246

Corderos - 622

Carneros - 622


Un total de 71.585 cabezas de ganado lanar

 1797.- (7 de diciembre) Pleito entre El Espinar y Navas de San Antonio sobre unos cultivos de herédales en aprovechamiento de pastos en el paraje de NavalVillar. 

1826.- Petición de permiso al Ayto. de Segovia, formulada por el administrador de la casa esquileo de La Losa, para que seiscientas ovejas puedan pastar “al sitio y majada titulada Navalaguinda, junto a la venta de la Campanilla en la Garganta de El Espinar”.  

1860.- Desde abril hasta noviembre pastaron en el pinar de la Garganta 890 reses vacunas de los vecinos del municipio, así como más de 1.000 cabras de lecheros segovianos. Estos habían arrendado pastos al Ayuntamiento y todas las tardes venían desde Segovia para ordeñarlas en las majadas y por la noche regresaban por el collado de Tiro Barra. 

1888.- Se construye la vía férrea Madrid - Segovia por el término de El Espinar, a ocho km. del pueblo, en la zona de Prados, tierras del Marqués de Perales, pues los propietarios de las tierras por donde tenían que pasar las vías, se opusieron por temor a que el tren dañase a los ganados. Este alejamiento del pueblo dio lugar al nacimiento de la Estación de El Espinar, que décadas después, sería junto con San Rafael, los dos nuevos barrios de El Espinar. Esta circunstancia fue aprovechada por el Marqués de Perales para poder transportar sus ganados por tren, en vez de la larga trashumancia durante un tiempo, pero según parece,unos años después, el embarque tuvo un destino más lejano de lo habitual, ya que fueron rumbo a Australia.  

1894(15 de mayo).- Cacería-batida de lobos por los montes del término, autorizada por el Gobernador Civil de Segovia. También participaron los pueblos de Peguerinos y Santa María de la Alameda. Se abonaron 40 pesetas a varios vecinos de Peguerinos por las pieles de una loba y 7 lobeznos que habían sido cazados recientemente y que fueron utilizados como cebo. 

Para resumiros la trayectoria que experimentó el Honrado Concejo de la Mesta desde su creación hasta su extinción me he remitido al interesante estudio de Ángel García Sanz sobre las lanas y la vida pastoril en Castilla. 

-En 1273 Alfonso X dio una serie de privilegios legislativos para los ganaderos trashumantes que representaron la base para el nacimiento de la Mesta y el surgimiento de un sector básico para la economía de Castilla. El posterior apoyo de la Corona y del Consejo Real en el periodo de los Reyes Católicos y Carlos I a la Mesta estaba basado en consideraciones sociales y de política económica general, pues de la trashumancia dependían los ingresos de multitud de ganaderos grandes, medianos y pequeños, así como gran parte de las oligarquías nobiliarias de Castilla e instituciones eclesiásticas. Por otro lado, la exportación de la lana merina era uno de los pocos artículos que producían cantidades muy importantes de divisas a las arcas de la corona, como lo demuestra en nuestro caso, las exportaciones que Dñª María de Prado en la segunda mitad del siglo XVI realizaba a Italia a través de sus embajadores comerciales en Pisa y Florencia. 

-Podemos establecer tres periodos en el trascurso de la existencia de la Mesta. Un primer periodo de “formación” y crecimiento, que abarcaría los dos primeros siglos, una segunda fase de “plenitud” entre 1400 y finales del siglo XVIII, y una tercera fase de “agonía” que suponen las cinco últimas décadas hasta 1836. 

-Ya con Felipe II, el importante crecimiento de la población provocó que las Cancillerías de Valladolid y Granada, primero y los procuradores de Cortes después, se posicionaran en contra de los privilegios del Honrado Concejo de la Mesta, pues había que equilibrar dichos privilegios con la producción de alimentos necesaria para atender las necesidades alimenticias de ese aumento de población. De esta manera los monarcas se vieron obligados a hacer concesiones contrarias a la Mesta para poder conseguir la aprobación de impuestos y otros tipos de servicios por las Cortes. En contradicción, los monarcas ampliaron los privilegios mesteños, como fue la “Pragmática de 1633” en agradecimiento a las aportaciones económicas de la Mesta. Así, pagaban el precio de una política contradictoria con tal de conseguir dinero. Desde finales del XVII y hasta mediados del XVIII esta situación se suavizó debido al descenso demográfico de ese periodo, pero la recuperación de población en la segunda mitad del XVIII volvió a traer nuevas tensiones entre las tierras de cultivo y las de pastos. Los defensores de la Ilustración como Campomanes y Jovellanos presionaron a favor de ampliar las tierras de cultivo en detrimento de las de pastos, propiciando con esto, entre otras cosas, el inicio del final de la Mesta. 

En el caso de El Espinar al estar en la sierra, se vio favorecido por no ser terreno de llanura que era más proclive a la ocupación de los terrenos para cultivos, y por tanto favorecía el aprovechamiento de los pastos para la trashumancia. 

-Si echamos un vistazo a los datos de la trashumancia desde la época de plenitud hasta su practica desaparición en 1832, vemos un discreto aumento de la cabaña hasta finales del siglo XVI, seguido de un lento retroceso durante el siglo siguiente, donde empieza un fuerte crecimiento que dio las cifras más altas de la cabaña trashumante con el doble de cabezas que en los mejores tiempos del siglo XVI, siguiéndole la estrepitosa caída hasta el final del Honrado Concejo. 

-La cabaña trashumante representaba un 17,7 % del total de la cabaña ganadera lanar castellana. Tenía 3.3 millones de cabezas a mediados del XVIII. Esto era realmente una cifra modesta en comparación con los 18,6 millones de cabezas que suponían el total de dicha cabaña castellana. El interés principal de la explotación de esta cabaña, tanto trashumante, como estante, estaba en el aprovechamiento textil de la lana y su exportación que dejaba pingües divisas a las arcas de la corona. En la Edad Media se sacaba mucha más lana de la que se podía trasformar en los telares castellanos y por eso se empezó a exportar en grandes cantidades, siendo el origen del éxito de las ferias de las ciudades castellanas. En la edad Moderna esta situación continuó, e incluso llegó a aumentar, a pesar de la expansión textil de sitios como Córdoba y Segovia, por lo que la exportación de la lana merina, ya lavada, fue buscando los mercados europeos. Este proceso duró hasta que empezaron los problemas con la Sublevación de los Países Bajos a finales del XVI. Hasta entonces, el principal mercado para nuestras lanas fue el de Flandes, pero a raíz de estas sublevaciones las exportaciones se centraron en el comercio con las ciudades italianas, a las que, a través del Puerto de Yecla, actual Alicante, se trasportaban las sacas laneras castellanas. Como hemos visto, fue el caso de nuestra vecina Dñª María de Prado. A mediados del XVII la decadencia de las industrias de las ciudades italianasobligó a buscar nuevos mercados en la Europa atlántica, a pesar de la crisis textil de lujo en el occidente europeo. Posteriormente, ya en el XVIII, el crecimiento económico provocó nuevas exportaciones, especialmente con Inglaterra, pero los mercados, que estaban relacionados con las cotizaciones del exterior, se vieron afectados por la aparición de los “aranceles”impuestos por las políticas de privilegios catalanas, lo cual fue mermando poco a poco a las industrias textiles castellanas hasta dar con su desaparición. 

-Los beneficios de la comercialización de la lana llegaron a ser muy importantes y como resultado,algunas familias que gestionaron sus recursos, e invirtieron en tierras de pastos llegaron a conseguir pingües ganancias y posición social, como ya hemos visto antes. Tal fue el caso de algunos ganaderos trashumantes de El Espinar, que parece que tuvieron sus rebaños en sus propias dehesas extremeñas, como fue el caso de Gonzalo de Monjaraz, los Sánchez Bermejo, los Ibáñez, los Vázquez de Arce, los Castrovido, los Ortigosa, los Pedraza, los Márquez de Prado, etc., algunos de los cuales echaron raíces en tierras extremeñas. Estos últimos los Marquez de Prado, de gran tradición ganadera, poseían tierras en Extremadura y en la zona de Neila en Burgos, de donde eran oriundos, pero también arrendaban pastos en la montaña leonesa, como lo demuestra las reseñas que nos han llegado de los arrendamientos de Dñª María de Prado.

Según el precio de la lana fina, los beneficios solían ser superiores a un tercio de lo invertido. Como el pago de los pastos suponía el 50% de la inversión, los ganaderos que invirtieron en la compra de pastos, vieron muy aumentadas sus ganancias. Siendo entre 1604 y 1836 el periodo más importante de contratación lanera de Castilla la zona segoviana de Villacastín y El Espinar, donde había numerosos esquileos.   

-El mundo de la trashumancia representaba una forma de vida para varios sectores, pero principalmente para la vida pastoril. Los rebaños trashumantes estaban formados por ovejas, corderos y carneros de raza merina, pero a veces incluían ganado vacuno caprino y de cerda. Una cabaña constaba de varios miles de cabezas estando a su cargo un “mayoral”. La cabaña estaba dividida en rebaños de unas 1000 cabezas cada una, y a cargo de ellas 5 pastores: un “rabadán”, que era el responsable del rebaño ante el mayoral, un “segundo”, un “sobrado” o “tercero”, un “ayudador”o cuarto, y un “zagal”, que era el que cuidaba del hato conocido como “excusa”, por ser propiedad de los pastores y así como de las yeguas que transportaban los enseres necesarios para la vida cotidiana en el campo (ropa, caldero, el “cundido” (sal, pimienta, ajos, sebo, aceite y manteca para la pitanza), etc). También se contaba con varios mastines para la guardia del rebaño. Los pastores solían ser de los pueblos de las serranías, y sus contratos solían durar un año, de esquileo a esquileo, siendo muy normal que una misma saga familiar sirvieran durante generaciones a una misma cabaña.  

-La vida de la trashumancia empezaba a finales de septiembre, entre San Mateo y San Miguel, con la partida “cañada abajo” hacia Extremadura para pasar la “invernada” en las dehesas extremeñas. El desplazamiento solía durar alrededor de unos 20 días, a razón de 20 a 30 km. por día. Una vez llegados a las dehesas, lo primero era reparar los chozos de las majadas, que era donde se concentraban los rebaños a pasar las noches, pues estos eran muy rudimentarios y estaban cubiertos de techumbres cónicas de ramas, por tanto, se deterioraban por las inclemencias del tiempo en los meses de ausencia, siendo menester indispensable su reparación para el cobijo de los pastores. El mayoral se aposentaba en una casa alquilada en el pueblo más cercano, en la cual se guardaban las ropas de los pastores, y era donde se recuperaban si caía alguno enfermo. También el mayoral contrataba con el panadero del pueblo el servicio para proveer el pan cocido para los pastores. La dieta de estos era frugal, pero nos han llegado algunos platos como las “migas” y la “caldereta”, que se han hecho muy populares. Al llegar enero la principal labor de los pastores era la “paridera”, y a finales de abril se iniciaba “cañada arriba” la partida hacia el esquileo, pues para San Marcos, el 25 de este mes, terminaban los arrendamientos de los pastos de las dehesas. De esta forma para mediados de mayo ya estaban en los esquileos de los pueblos de Segovia que se extendían por toda la ladera norte de la sierra.  

Estos esquileos, conocidos también como “ranchos”eran unos complejos ganaderos dotados de varias dependencias para las diferentes necesidades de las labores correspondientes del esquileo. Solían esta provistos del “rancho”, estancia espaciosa y bien iluminada para el corte de los vellones, el “bache” que era un paso estrecho y cerrado por donde se hacía pasar a las ovejas para que sudasen y fuera más fácil el corte de los vellones, las “lonjas” que era donde estos se guardaban y apilaban, la “peguera” lugar dotado de chimenea para calentar la pez con la que se marcaban las cabezas recién esquiladas. El “descansadero”, que era un corral donde el ganado se relajaba después del estrés del esquileo, el “refectorio” que era donde se juntaban para comer los esquiladores y el personal implicado en las diversas labores, el “dormitorio”, el “cocedero de pan”, el “oratorio”, cercano al rancho, que era donde se celebraban las misas para que los esquiladores pudieran seguir la celebración sin abandonar su labor, las “galerías” desde donde el dueño de la ganadería y sus familiares e invitados podían contemplar las labores de esquileo, y otra serie de dependencias como los diversos corrales, encerraderos, y en algunos casos “lavaderos”. En el verano se necesitaba agua abundante para estos lavaderos y en algunos complejos se dispusieron grandes estanques para estos menesteres, como fue el caso de las balsas de Perella en Villacastín. En otros, como fue el caso de El Espinar, las lanas se llevaban a lavar a las charcas del rio Moros, según hemos visto enla reseña de 1570 de Dñª María de Prado.   

Durante los días de las labores de esquileo los pastores permanecían en sus casas con sus familias, y como consecuencia de ello, para marzo del año siguiente solía aumentar exponencialmente el número de nacimientos. También en estos periodos aumentaba notablemente la población, pues llegaban de los pueblos de alrededor personal para desarrollar las labores correspondientes. Así, el ganadero contrataba a un encargado “factor” que controlaba y supervisaba todo el proceso del esquileo. Igualmente, se contrataba personal para todas las tareas, “recibidores o apartadores, velloneros, apiladores, ligadores, moreneros, echavinos y pelambreros”. Una vez terminado el proceso del esquileo, la cabaña con sus pastores partía hacia “la montaña” en las serranías del norte de la cuenca del Duero. Allí permanecían hasta finales de septiembre, que de nuevo tomaban rumbo “cañada abajo” a las dehesas de Extremadura.

Durante el resto del año, el “ganadero” residía en las ciudades o pueblos donde tenían sus complejos de esquileo, y donde se encargaba de que los demás procesos de la lana (lavado, selección, cardado, tratamientos, tinte y conversión textil, así como su comercialización, se llevara a buen efecto. Por otro lado, las familias de los pastores quedaban en sus casas encargándose de todas las labores del campo y faenas cotidianas de la familia.

 -Las contradicciones en el modelo económico mantenido en el siglo XVIII en Castilla, el aumento de la producción agraria con nuevos cultivos según se incrementaba la población, que demandaba más tierras y alimentos e implicaba el encarecimiento de los arrendamientos de los pastos y por tanto un retroceso importantísimo de los beneficios ganaderos, propicióuna gran alza de los precios de los productos ganaderos y de la lana. Por otro lado, con la guerra de la Independencia, muchas cabañas se vieron afectadas por robo perpetrado por franceses e ingleses, y muchos privilegios de la Mesta se vieron desobedecidos yridiculizados, creando en general un ambiente hostil hacia la Mesta y por tanto hacia la trashumancia que fue reflejado en célebres memoriales adversos al Honrado Concejo. Poco después, la Constitución de Cádiz promulgó el Decreto de 1813 de liberación de cultivos, a lo que se unió más tarde el “Trienio Liberal”. Por si todo ello fuera poco, entre 1820 y 1840 las lanas merinas fueron desplazadas de los mercados europeos por las nuevas lanas de Sajonia, que mejoraban la calidad de las lanas merinas. Todo ello supuso la ruina económica de la trashumancia, la desaparición de miles de cabañas y la agonía de la Mesta. Así cuando en 1836 se dio la Real Orden por la que se sustituyó el Concejo de la Mesta por la Asociación General de Ganaderos, se dio por finalizada la agonía que venía sufriendo el Honrado Concejo en las últimas décadas.  

Las ganaderías de ovejas que han pasado por estos pastos dieron lugar, como hemos visto, a esquileos anuales de más de 70.000 cabezas en las épocas más florecientes de los siglos XVI al XVIII. Aun con la desaparición del Consejo de la Mesta en 1836, durante el XIX y ya en pleno siglo XX, El Espinar conservó un número representativo de rebaños, llegando a esquilar a mediados de siglo más de 20.000 ovejas al año de los diferentes ganaderos de la zona, que compaginaban las ovejas con las ganaderías vacunas de gran tradición desde el siglo XIX. Al día de hoy hay un pequeño resurgimiento de ganado lanar, pese a los ataques de los lobos, pero esta vez está enfocado más al aprovechamiento de las carnes.                                                                               

                                                                                  Servando Hurtado González

                                                                                 El Espinar, noviembre de 2021


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