Nuestra web en los Medios - elespinar.org

En esta sección iremos guardando nuestras apariciones en los medios de comunicación.
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05/07/2016 "Publican nuestro vídeo en la cabecera del Tiempo en Castilla y León" presentado por Andrés Gómez 



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06/07/2016 "Un camión se sale de la vía en el Puerto del León"

 

 
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AQUI EN SEGOVIA: "debate sobre la carretera de El Espinar" en relación al artículo publicado: http://www.elespinar.org/2016/06/mejorar-la-carretera-el-espinar-avila.html
julio y agosto de 2016
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julio de 2015 - Norte de Castilla
Solicitando desvío por AP6 al paso de San Rafael



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17/05/2015 En relación a "Presentación de firmas solicitando una dotación profesional de extinción de incendios". 
http://www.elespinar.org/2015/04/774-firmas-se-unen-en-el-espinar-para.html

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Periódico de El Espinar número de 245 mayo 2015
Firmas sobre dotación de bomberos


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14/01/2015 El Norte de Castilla
"El Avión Fantasma"


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10/01/2015 El Norte de Castilla
Solicitando dotación de bomberos



OPEN DE TENIS CASTILLA Y LEON 2016 - VILLA DE EL ESPINAR - SEGOVIA




XXVIII Open Castilla y León Villa de El Espinar

Del 23 al 31 de Julio de 2016
El Espinar - Segovia, Spain
More info : www.teniselespinar.com 
ATP: http://www.atpworldtour.com/en/tournaments/segovia/783/overview 
ITF: http://www.itftennis.com/procircuit/tournaments/women's-tournament/info.aspx?tournamentid=1100037608
RESULTADOS EN 2015
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SIGUE LOS PARTIDOS EN DIRECTO AQUÍ:



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LIVE SCORES / MARCADORES EN VIVO

ATP CHALLENGER: 
 INDIVIDUAL 
DOBLES 

 ITF 
 INDIVIDUAL Y DOBLES
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ORDENES DE JUEGO / ORDER OF PLAY
CUADROS / MAIN DRAW

Orden de Juego ATP

Orden de Juego ITF

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ENTRADAS / TICKETS
venta en taquillas del torneo.
Se podrá reservar las entradas y abonos en el correo electronico entradas@teniselespinar.com 


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CALENDARIO Y ACTIVIDADES


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NOTICIAS PRE-TORNEO
13 de julio de 2016
ITF‬ Pro Circuit de El Espinar



12 de julio de 2016


12 de julio de 2016


12/07/2016
La lista de inscritos del ATP Challenger Open Castilla y León Villa de El Espinar 2016 supera con creces a la de ediciones precedentes.
Adrián Menéndez en el Challenger de El Espinar


7 de julio de 2016
El Open Castilla y León hace pública su lista de jugadores


05/07/2016
Entry list para el ATP Challenger El Espinar
Lukas Rosol sería el 1º cabeza de serie.

"Panorámica retrospectiva del 1974-75" por JACINTO SANTAMARIA

20 de septiembre de 1974.-Ya se fueron los veraneantes. Ya se queda la sierra triste y oscura, como cuando antes se iban los pastores para Extremadura. El otoño ha teñido el bosque y el campo de policromía maravillosa y el ambiente es ahora de paz, de silencio, de descanso, de melancolía. Las calles de El Espinar son más recoletas, más íntimas, más entrañables. Las tertulias en torno a los "chatos" de Manso y de Julián son más auténticas, más consustanciales con el pueblo: se habla de la poca hierba cosechada, de la escasez de níscalos, del Club Deportivo Espinar, que tiene grandes ilusiones ...

Otoño de 1974.- Sol tibio, que acaricia con delicadeza de madre a bebé; es una delicia la tarde de este prolongado veranillo de San Martín, con olor a hierba húmeda, con las salpicaduras de las mil especies de setas variopintas, con el bucolismo de las vacas pastando mansamente. Los domingos, las calles vuelven a recordarnos las del periodo veraniego: se alzan persianas en "Los Rosales", se inunda de coches y de gente La Corredera, huele otra vez a calamares fritos y Laureano el de Cebreros ve otras tardes lleno su típico rincón de entusiasta clientela. Se rellenan quinielas en "El Chato" mientras se engullen sus clásicos torreznos, 'y se baja a Los llanos a presenciar los partidos de la liga comarcal; el equipo verdiblanco camina firme hacia el Campeonato.

Invierno de 1974.- Apenas hace frío; por eso siguen acudiendo las familias numerosas con sus retoños; los niños han perdido ya el tostado del sol de verano y vienen ahora como si quisieran recuperarlo en estos cortos fines de semana En el pueblo, un año más viejo, mueren algunos y nacen otros; funciona la estadística de don Alejandro inscribiendo bautizos, bodas, entierros... Dentro del noble templo herreriano hace ya frío durante la misa de doce. Mariano el sacristán entrena a su coro femenino en el Aleluya para que suene mejor en el verano próximo; y Ruira inicia a sus huestes en los compases del recién nacido "Bimbo" para que se baile en La Corredera cuando vuelvan las tardes del estío. El equipo de fútbol sigue cosechando puntos dentro y fuera de casa ...
Navidad de 1974.- No hay nieve como la hubo en 1973. Ni mucho frío en las calles. Los madrileños nos llegamos aquí. como tantos años, buscando en la Navidad y en la Nochevieja espinariegas un poco de sinceridad, de cordialidad, de intimidad. tan incompatibles con las fiestas madrileñas de estos días.  Y lo encontramos dentro del seno de estas familias. Yo, y otros como yo,  tenemos mucho que agradecer a El Espinar y a sus gentes  por las dichosas horas pasadas aquí asistiendo al nacimiento del nuevo año.  Que Dios os lo pague.
Primavera de 1975.- Hierba jugosa, verde, fresca, abundante. Y asfalto negro y humeante en las calles de Cantarranas, en el camino de Los Llanos, en la carretera del Cristo. Ya no habrá polvo en la caminata hacia la ermita y ya podrá irse en coche o andando hasta las puertas del nuevo estadio ... ¡Si, del nuevo estadio! Flamante. blanco en sus vallas, arrogante en su tribuna. aunque todavía pardo en terreno. Y los integrantes del once de su equipo, agradecidos, nobles y heroicos, aúpan a su Club... ¡Ya son campeones! Cena por todo lo alto en el restaurante "Los Rosales", entrega de trofeos, discursos de directivos y del señor Alcalde...; y hasta alguna lagrima de emoción. ¡Ya es campeón el Club Deportivo Espinar!

Junio de 1975.- Llueve, hace frío, como si se hubiese acordado ahora el Hombre del Tiempo de que no lo hizo cuando era su obligación: en invierno. Pero trabajan los hombres en La Panera y hacen allí el más atrayente y acogedor lugar de esparcimiento: piscinas, barbacoas, aparcamiento a lo grande, pasare las y puentecillas de cuentos de hadas ... Las jornadas domingueras se llenan de familias y de enamorados; y las copas de los pinos acogen cariñosamente las risas infantiles, las promesas de amor eterno y el tufillo de los asados. Todo es presagio del verano que se acerca. Los bares del pueblo se llenan en estos fines de semana: Sermari,. se especializa en cangrejos de a cinco duros per cápita; el bar Rolar, busca desesperadamente un camarero para su terraza; y en el nuevo barrio de la entrada del pueblo surge un típico mesón: el de Manín; con alegorías, de Lucecita y osamentas de bueyes para ambientar el asado de chuletas y perniles; con la eterna sonrisa de hombre bueno y feliz atendiendo a sus clientes, todos amigos porque Manín es amigo de todos. En las casas, viejas y nuevas, los balcones se adornan con el clásico trapo blanco buscando clientes veraneantes; y las nuevas se alquilan mejor que les viejas, porque la vida ha progresado y el forastero busca confort: frigorífico, lavadora, jardín, piscina.,.

Verano de 1975.- La invasión. En proporciones mayores a la de otros años. Caras conocidas, pero caras nuevas también. Y niños, muchos niños... Los sesenta espinariegos bautizados en un año por don Alejandro apenas significan algo frente a los seiscientos madrileños nuevos llegados este verano. Bueno, no es que la estadística particular de uno pretenda ser irrebatible, pero más o menos ... El problema de la circulación se hace también aquí agobiante; tardío, pero seguro, aparece la estampa de Ignacio. el inmaculado guardia "de la porra" sin porra, pero con silbato estridente, adornando más que ordenando el minicaos circulatorio de la Plaza del Ayuntamiento. Le secundan Manso y Turreros; y también tardío pero seguro -tardío por culpa de una inoportuna enfermedad- aparece la figura simpática del Jefe de la Policía Municipal: Maganto, sonriente y cordial.

Fiestas de agosto.- Por lo grande. con toros, con novillos, con toreo cómico; precedidas de la actuación de los "comics" de la tele: Fofó y Compañía, a veinte duros por cada biberón entrado y a cuarenta por cada carcajada de adulto. Pero más caros saldrían los pases de Roberto Domínguez y no por eso dejó de acudir gente a la plaza de toros.

Este año las fiestas fueron más completas para los espinariegos. Por aquella de la hierba; "Año de la Hierba" le llaman al presente: los paquetes segados se cuentan por miles incluso entre los cosechadores modestos; de los grandes, no hablemos; húbolos que trabajaron en tres meses más que en el resto del año, pero ... ¡daba un gustirrinin recontar cada día mil, dos mil, tres mil paquetes, frescos,  jugosos, aromáticos...! Rebosan los pajares y dícese que hubo cosechón tres veces superior al normal en muchos años. A lo mejor, con un poco de suerte, este invierno no sube demasiado la ternera.
La terraza del Rolar, al completo. Con camarero elegante: de blanco y negro, como está mandado, atento, servicial, infatigable, de los que no rompen un plato ni derraman un güisqui; conste que uno le conoció incidentalmente como “maitre” de un restaurante de cuatro tenedores... Todo un símbolo del progreso de El Espinar, y El Espinar crece: 60 nacimientos, 30 bodas y sólo 20 defunciones, en números redondos; y nuevas viviendas y chales por los cuatro costados, bloques construidos a pala de grúa. apartamentos con terrazas, garajes, chimeneas francesas, zonas verdes... que se alzan quizás un poco a destono con la fisonomía serrana del pueblo,  al que van dándole un aire de pequeña ciudad. Hasta surge una Cooperativa y se yerguen ya los armazones de medio centenar de viviendas «modestas-, de a millón y pico; son estos millonarios los mismos que hasta hace unos años alquilaban una o dos habitaciones de sus viejas casas a familias de verdad modesta s; nuevos símbolos de que todo aquí progresa. Como símbolos son también las constantes reservas de mesa en “La Hostería”, en “Los Picos” o en “La Típica” para hallar asiento ante sus respectivas especialidades culinarias: entre las que destaco, naturalmente, el cordero asado.

Y sigue poniendo su nota clásica, incomparable, quizá la única que no muere de cuantas conocimos los viejos veraneantes, la presencia de la Banda Municipal; incansable, inmaculada en su uniformidad, disciplina y actuación, pero manteniendo casi religiosamente entre su moderno repertorio la ancestral Respingona, para  regusto de viejos y jóvenes, para arrancar cada día el alarido de júbilo en La Corredera cuando Ruira levanta la batuta para iniciar sus primeras notas.

Hemos llegado así, entre días de paz y sosiego. entre fines de semana con reencuentros alegres y precursores del verano, entre la algarabía de los primeros veraneantes y el relevo de los siguientes, entre fiestas pequeñas y grandes, a estas Grandes Fiestas del Santo Cristo del Caloco. Que se anuncian prometedoras de con· cursos, de espectáculos, de desfiles de pandas y capeas de quintos, de procesiones emotivas y de romería al viejo Cerro. Como ayer, como hace 25 años, como hace un siglo, como siempre. Quiera Dios que nada turbe tampoco este año la sana alegría de espinariegos nativos y foráneos unidos en la hermosa y alegre convivencia de tres meses, hasta que la traca de la medianoche del domingo 21 señale la hora de las despedidas, de la dispersión y... del volver a empezar de nuevo. De soñar con El Espinar tranquilo del otoño, bucólico de la Navidad, alegre de la primavera y explosivo del verano. Que el Santísimo Cristo del Caloco nos acompañe a todos y que todos volvamos a reunirnos ante Él en septiembre de 1976.

J. Santamaría

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Otras entradas sobre historia de El Espinar

EL ESPINAR DE 1898, EN DOS MINUTOS por Sinesio Delgado


Relato escrito por el genial Sinesio Delgado en el semanario festivo ilustrado Madrid Cómico, del que llegó a ser director, tras una visita a El Espinar en agosto de 1896, donde pudo ser testigo de un pueblo muy singular.

I
En las noches negras, cuando el tren rueda por las montañas entre resoplidos de fatiga y crujidos del maderamen, se ven de vez en cuando, como perdidos en las fragosidades de la sierra, unas lucecitas lejanas que revelan la existencia de un pueblo. Pocos serán los viajeros que no hayan sentido al verlas un irresistible afán de apearse en la primera estación y sumirse en aquella oscuridad misteriosa para acercarse al caserío y asomarse a las ventanas donde brillan las luces, para preguntar a los que las encendieron:

Pero ¿viven ustedes aquí? ¿Quiénes son ustedes?

Porque la imaginación en semejantes casos hace soñar con gentes extrañas, de otro mundo, que vegetan en la soledad nunca turbada como jabalíes entre breñas.

Yo confieso haber sentido muchas veces, al cruzar el Guadarrama, esa curiosidad que infunde lo fantástico y maravilloso cuando surge al paso en plena realidad de la vida.

Y mire usted por dónde, cuando menos podía imaginarlo, he venido a pasar tres días, ¡tres deliciosos días por cierto! en uno de esos pueblecillos encantadores, y he visto de cerca las misteriosas lucecillas y he oído allá lejos la trepidación del tren y el estridente silbido de la locomotora. De modo que si se le ha ocurrido a algún viajero preguntarse:
¿Quién vivirá allí?
Hubiera podido responderle:
Pues... yo, que estoy en el Espinar tomando el fresco.

Diré a ustedes por qué ha sido.
Para la preparación de un plan vasto, tremendo para las fuerzas de un hombre solo, y relativamente importante, que con el periódico se relaciona, que me hace pasar unos días de perros y de cuyos detalles informaré a ustedes oportunamente y cuando esté en sazón y punto, necesitaba yo probar mis fuerzas, aprender el manejo de tres máquinas fotográficas, que ojalá se lleven los mengues, porque queman la sangre a un santo, ensayar la puntualidad y el gusto del taller de fotograbado y de la imprenta, y hacer una excursión preparatoria para tentarme la ropa en los apuros que pudieran sobrevenir en la campaña grande. Y me fui al Espinar con Cilla.

No hagan ustedes caso de esta especie de simulacro llevado á cabo en malas condiciones. De propósito he hecho el viaje sin saber palotada de fotografía, y adrede he puesto plazos perentorios a los grabadores, y con toda intención he dicho que se haga la tirada en la imprenta de prisa y corriendo... Hay que ponerse en todo, por si en la futura empresa hubiera que cargar con lo que saliere.

II
Ni con un candil de cuatro mecheros hubiera podido encontrar en todo el orbe conocido lugar más apropósito para el desarrollo de mi idea. Cerca del Espinar veranea mi buen amigo el pintor escenógrafo Amalio Fernández, consumado fotógrafo, maestro en el arte de escoger puntos de vista y para el cual no tienen secretos el hiposulfito y la hidroquinona. (Uso estos nombres de química de laboratorio para que los profanos no sepan con qué se comen y se mesen los cabellos de rabia.) Es, además, el Espinar un pueblecito modelo, donde se conservan puros los tipos y costumbres de la sierra segoviana, y donde los habitantes todos, altos y bajos, ricos y pobres, tratan con tal cariño y tan extremada consideración a los forasteros, que casi se les puede perdonar que suban, para los citados forasteros exclusivamente, los precios de las alpargatas y de los artículos de primera necesidad.

No es posible que pueblo alguno guarde en sus expansiones mayor orden y compostura. En el teatro, en el baile, en la novillada, no se oye una voz más alta que otra, ni una protesta, ni el menor asomo de pelea o escándalo. Los buenos aldeanos se divierten pacíficamente sin faltar a nadie ni descomponerse por nada.

A quien se le diga que yo me he plantado, hecho una facha, por cierto, con mi instantánea enorme, en mitad de la plaza, momentos antes de la salida del primer novillo, y no sólo no se le ha ocurrido a nadie una cuchufleta, como parecía natural, sino que todos aquellos mozos se han echado a un lado voluntariamente para no perjudicarme él foco, le parecerá un cuento inverosímil. 
Y no sé yo en cuántos pueblos de España podría permitirme osadía semejante.

III
Está el Espinar asentado en el mismísimo corazón de la sierra, entre empinados montes cuajados de pinos unos y mondos y lirondos otros, gracias a las talas intempestivas y a la falta de repoblación, que acabará por dejarnos calva la Península dentro de algunos siglos; se llega al pueblo después de tres cuartos de hora de traqueteo en uno de
los carricoches de Celestino, que hacen el servicio a la estación, y.… en cuanto uno se quita el polvo, si tiene esa fastidiosa costumbre, ya se sabe que ha de ir a parar al consulado.
Llaman allí el consulado a la botica, porque es una especie de obligación de todo el que llega la de presentarse en ella a acreditar su personalidad antes de dar un paso por las tortuosas calles del Espinar. Esta obligación no viene de mandato de la ley, sino de la excesiva amabilidad del boticario, hombre atento y servicial si los hay, que se desvive por acompañar a los forasteros, que los ilustra, que los mima y que los atiende con una bondad que le atrae desde el primer momento todas las simpatías. 

En tan espinosa tarea le ayuda poderosamente su heredero, guapo mozo, estudiante de derecho en la corte y que, como su colega el de El monaguillo, prefiere cumplir su sagrada misión, naturalmente, cerca de las muchachas...

El alcalde es de los que dan la castaña, como aquel de Zalamea que vino a presidir la procesión del centenario de Calderón y que tan bravo chasco dio a los periodistas. Cree uno que va a encontrarse con un paleto rudo, de sombrero ancho, calzón corto y capa de paño de Santa María de Nieva, y tropieza con un caballero distinguido, afable, de una ilustración vastísima, vestido a la última, con sombrero Frégoli, y que no produciría asombro de ninguna clase si le presentaran diciendo:
—El señor ministro de Gracia y Justicia.
Es, además de esto, rico como un nabab... montañés, y pudo permitirse el lujo de ofrecernos, para que los capearan los mozos en un par de horas, nada menos que veinticuatro novillos relativamente bravos, de su propia cosecha.

Por cierto, que la corrida es cosa curiosa: 
La plaza, construida de piedra siglos ha, con sus burladeros correspondientes, y las ranuras necesarias para introducir tablones en las bocacalles, se acaba de rellenar con carretas, se hace el encierro, termina el rosario, salen de la iglesia el señor alcalde, los sacerdotes, el teniente de la Guardia civil, el juez municipal y algunos concejales y hacen su entrada solemne en el ruedo precedidos por el tamboril y la gaita, para dirigirse a un corredor previamente engalanado con colgaduras rojas y gualdas. 

Se suelta un novillo cada dos minutos, le torean los mozos más atrevidos con boinas, mantas o pañuelos y se concretan los más á huir de él metiéndose en los burladeros o debajo de las carretas, llenas de chiquillos, mujeres y personas formales.


Hay quien se defiende de las acometidas trepando a los balcones de las fachadas que quedan libres, con el único cuidado de poner en alto la cabeza, almacén del pensamiento, y hacer caso omiso de todo lo demás, como si las posaderas "fuesen materia despreciable que pudiera abandonarse a los cuernos.

Acabada la corrida, se organiza un baile en rueda, en que el gaitero borda las jotas del Dúo de la Africana y de la Dolores con arpegios de su invención propia, y en el cual las parejas, rindiendo culto a la moral más escrupulosa, toman la danza en serio y saltan y brincan sin hablar palabra y como cumpliendo el penoso deber de divertirse...
IV
También en el Espinar hay teatro. En una sala baja del Ayuntamiento se ha levantado un modestísimo tablado, se ha pintado una decoración todavía más modesta y se han colocado unos cuantos bancos para los espectadores.

Allí he visto representar a unos infelices actores, mustios, mal trajeados, con la angustia de una situación dolorosa pintada en los semblantes, la comedia' Del enemigo el consejo, en la cual no sé si sabrán ustedes que no se habla más que de sacas de dinero y títulos de la deuda, son los personajes banqueros opulentos y capitalistas encumbrados, y estriba el asunto en el millón que ha de llevar de dote la protagonista. ¡Daba compasión todo aquello! Cuando el galán decía al final del tercer acto: «Tío, ya tengo el millón», no era posible que se lo creyera el tío ni ningún alma cándida. Despachaba los billetes, a través de una reja que parecía dar a un calabozo de la cárcel, un joven afeitado, prototipo de los que se pasean por la calle de Sevilla, los recibía en la puerta de entrada un serrano con sus polainas, su vara y su chaqueta al hombro, y servían de apuntadores indistinta y alternativamente los actores y las actrices de la compañía.

Dudo mucho que este papel llegue á sus manos, pero si así fuere, lléveles este testimonio de admiración y lástima hacia los bohemios desdichados que, por un pedazo de pan, van repartiendo las raspas del arte entre los sencillos aldeanos, apartándoles de la taberna y de la brisca y poniendo, a su manera, el grano de arena en la gran obra de la civilización y de la cultura patrias.

V
Un detalle. En el Espinar, cuando mueren los mozos solteros, les entierran con palma. Esta costumbre, que algún fundamento ha de tener, habla muy alto en favor de la virtud de los hombres, pero... hace dudar de los atractivos de las damas.

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KARATECAS en El Espinar
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La Infanta Isabel en El Espinar año 1891
La tauromaquia y El Espinar
La tragedia de Los Ángeles de San Rafael
Puerto de Guadarrama, Puerto de los Leones o Alto del León
SAN RAFAEL, SUS TOROS Y OTRAS COSAS... (1928) J. García BERMEJO
UNA BODA EN CASTILLA - 1924
“EL ESPINAR, RECREO DE MADRID, julio de 1953 - Carlos DE SORONI”