“EL ESPINAR, RECREO DE MADRID, julio de 1953 - Carlos DE SORONI”

A escasos kilómetros de Madrid, nuestra Capital tiene desde hace tiempo un auténtico lugar de recreo que nada tiene que envidiar a esos puntos de veraneo donde los madrileños pueden mitigar, cómoda y confortablemente, los rigores estivales, al mismo tiempo que remiendan su salud, y lo que es más importante, es un verdadero pulmón (el tercero) para los niños. En este punto mágico por su emplazamiento, por su aire y por su ambiente, quien esto escribe ha podido comprobar cómo hasta el yodo marino llega hasta El Espinar cuando la brisa orea las alturas espinariegas, un Ayuntamiento, celoso y vigilante, impregnado de ese sentido, realista y práctico que las autoridades gubernativas, señalaron, viene realzando una callada y silenciosa labor en pro de su vecindario y de los madrileños que a millares se trasladan a El Espinar (o a su magnífico barrio de San Rafael), dotado éste también de las máximas comunicaciones por carretera y ferrocarril.



El Ayuntamiento de El Espinar ha engrandecido sus dominios y los ha engrandecido porque siendo acaso el Ayuntamiento más rico de España; sabe serlo en señor. No regatea ni escatima el menor dispendio económico en beneficio de sus vecinos y de los que tienen la fortuna de veranear en este sitio tan admirable y sugestivo. Pero en su afán de seguir adelante en el camino victorioso trazado por la política eficiente iniciada por el Gobierno y por el ministerio de Obras Públicas, el Municipio de El Espinar, que tan acertadamente preside D. Luis González de Benito, ha llevado a cabo dos obras meritorias (dos más en las muchas que logró y que dado su entusiasmo y capacidad de trabajo logrará más adelante) que han merecido tal apoyo entusiástico de nuestro Gobierno, que uno de sus más ilustres miembros, el señor conde de Vailellano, ministro de Obras Públicas, refrendó con su presencia personal y con la de otras autoridades políticas, sociales, económicas y sindicales, para lo cual el pasado domingo se trasladó a esta ya importante villa castellana, que pese a ser de la castellanisima provincia de Segovia, y acaso, precisamente por eso, está al servicio, con su generosidad señorial, y su amabilidad hidalga, de todos los españoles y muy especialmente de los madrileños.

Vivimos el domingo una jornada memorable en El Espinar; estas gráficas que ilustran este breve reportaje informativo son un exacto reflejo de la inauguración del nuevo apeadero de Gudillos, a tres kilómetros de San Rafael, de la puesta en marcha de un salto de aguas importantísimo enclavado en el monte que circunda este bello paraje, y la brillantísima recepción que en honor del señor Conde de Vallellano, acogido con frenéticas aclamaciones de los espinariegos y madrileños, se celebró en el bellísimo salón de sesiones de la bonita Casa Ayuntamiento. modelo de sencillez, elegantemente castellana y dotada de toda clase de departamentos para la mejor marcha administrativa de El Espinar y sus barrios San Rafael y Gudillos, en los que trabajan un grupo de hombres serios y probos, a cuyo frente, accidentalmente por cierto, figura el Sr. González de Benito.

Gran día para El Espinar el del domingo pasado y gran día para todos aquellos que tanto trabajan por este simpático pueblo segoviano, entre los que figuran (y sería imperdonable no mencionarlos aquí por su simpatía tan acogedora), como nuestros grandes amigos, D. Antonio Fraguas y el inspirado compositor D. José Ruyrá, dinámico y entusiasta director de la estupenda Banda Municipal de El Espinar.

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